¡Qué rica mi leche (literaria)! (“Comentarios desde mi cómodo asiento”, 2)

por Juan Luis Abetos
cronista en estado crónico

Como cronista, he usado el tiempo para poder volver a lo que yo era antes, para poder decir algo que es necesario actualmente y mucho.

No seamos mala leche. Entre escritores no podemos decir más que malas palabras para los otros, que somos amigueros, que nos palmeamos las espaldas. Hay que tener más corazón combi, más de familia. Si no, ¿cómo mierda la gente va a comprar nuestros libros?

Porque, yo recién comienzo, y permítanme decir, necesito del amiguismo para poder comer, y no solo latas de atún en oferta. (Ya después puedo ser mala leche y decir que toda la industria literaria es una vendida y que no se critica y tener la pose del hombre más crítico, que escribe en el diario lateral, que no se come las películas de acción del momento, que es de izquierda, que le reza a Fidel, que siempre se ve mala onda, aunque por dentro soy un gatito gordo y cachetón, como Garfield o Gaturro…

Hay que felarse un poquito entre nosotros, hacer creer que nuestros libros son buenos, vender bien, sacar la buena leche literaria y luego ya, los que vengan detrás que se coman el pedazo, mientras nosotros nos limpiamos las manos y jodemos a los nuevos homosexuales.

Y para eso, no seamos un gremio machete.