Peronismo y fascismo.

 

Por El Gato de Hegel

No es necesario rascar mucho para encontrar parentescos entre las políticas sostenidas por los líderes fascista europeos; y las de en esta degradada República conocida ideología peronista. Es por ello sorprendente como la figura de Juan Domingo Perón se ha transformado, a los ojos de mucha gente; en un ícono izquierdista y revolucionario; en la efigie de un Fidel Castro de las pampas.
Esto no fue, sin embargo; siempre así. Cuando el peronismo se originó hacia los años 30 (E incluso algún tiempo después); era referido por la izquierda como un movimiento nazifascista y nadie se horrorizaba por ello. Era obvio el parentesco.
Un fascista de los años cuarenta (En plena guerra); no dudaba en llamar a Perón; uno dei nostri; según nos cuenta Pablo Giussani en su Montoneros; la soberbia armada.
El mismo Perón, en infinidad de entrevistas; alababa al fascismo; deleitandonos con declaraciones como: […] elegí cumplir mi misión en Italia porque allí se estaba produciendo un ensayo de un nuevo socialismo de carácter nacional. Hasta entonces, el socialismo había sido marxista, internacional, dogmático. En Italia, en cambio, el socialismo era sui generis italiano: el fascismo.-Entrevista con Tomás Eloy Martínezo. Es también famosa su cita privada; Me propongo imitar a Mussolini en todo menos en sus errores.
Sin embargo; después del 55 eso empezó a cambiar; transformándose en una suerte de acusación infundada; sólo útil para los gorilas; “derechistas siervos del imperialismo”. Las cosas se dieron vuelta de tal manera que Aramburu (Aliadófilo, vasco antifranquista) para cualquier periodista promedio argentino; es facho  y Perón y su esposa líderes de izquierda. Absurdos que las ceremonias de la confusión que se celebran en el Peronismo ayudan a crear. Gorila como cuasi-sinónimo de nazi es otra de esas ceremonias. Los Comandos Civiles de Córdoba – estigmatizados hoy día como si fueran escuadrones de la muerte fascistas; pero aún así responsables parciales del fatídico golpe de Estado del 55- surgieron a imitación de la Resistencia Antifascista francesa. Es sabido que, además de tradicionalistas católicos, radicales y demócrata-cristianos; estos grupos estaban en buena medida compuestos por socialistas (Que habían sido víctimas de los cierres de partidos del régimen peronista), militantes antifascistas y miembros de la masonería; organización famosa por su resistencia contra cualquier forma de totalitarismo.
Los sesenta y setentas transformaron al peronismo posterior a la Revolución Libertadora (El primer Golpe de Estado efectuado en su contra) en un movimiento socialista casi por arte de magia. Perón era un líder tercermundista como Nasser, Tito, Castro, Ben Bella o Mao, con limitaciones, pero al que había que acompañar, apoyar y – básico- al que se podría “influir” para que sus objetivos no se desviaran hacia el reformismo burgués y, en cambio, fueran una nueva “vía tercermundista” al Socialismo.

Al fin de cuentas, se podía transformar al Nacional Socialismo…en Socialismo Nacional. Un simple cambio de orden en las palabras.

 

De este modo se produjo una insólita transmutación: El peronismo pasaba de los arrabales de la derecha filofascista, al corazón de la Revolución anti-imperialista y socialista.

Una carta falsa escrita por una agente del KGB soviético; supuestamente de autoría de Perón y con motivo de la muerte del Che Guevara; diciendo que era el mejor entre nosotros; facilitó mucho esta transición.

Es en esta época cuando surge el; “ala izquierda” del Peronismo; antes aun del fenómeno montonero que aparecería varios años después: El Peronismo Revolucionario . Los Peronistas Revolucionarios no eran jóvenes de clase media, católicos a la manera de los Firmenich, o marxistas mutados en nacionalistas, sino cuadros políticos formados en la Resistencia Peronista y atraídos luego por la Revolución Cubana. John William Cooke fue su referente principal; autor también de la célebre cita; Señora [Eva Perón], cuando una revolución es una dictadura, se justifica. Ahora, cuando una dictadura es meramente una dictadura y no es además una revolución, es algo lamentable. De modo que mucho cuidado, señora: Si usted implanta una dictadura, que sea una revolución

El Peronismo de la Resistencia había adoptado la vía armada y dejado una experiencia y una memoria insurreccional antes aun de la aventura castrista. La imagen de guerrilleros peronistas en los montes tucumanos calzaba perfectamente con la reciente mitificación del Che debida a su muerte boliviana.

La Iglesia, por su parte; abandonaba las posturas conservadoras y surgía el movimiento de sacerdotes del Tercer Mundo. Había olvidado las vandálicas quemas del año 55 (Derivadas de los intentos golpistas de ciertos sectores del catolicismo) y exhibía su simpatía peronista desde la cúpula hasta los sacerdotes de las villas miseria.

La Patria, la Nación, otrora los valores básicos de la derecha aparecían ahora bajo otra luz: la consigna cubana “Patria o Muerte, Venceremos” revalorizaba el nacionalismo, ahora rebautizado Nacionalismo Revolucionario para diferenciarlo de sus variantes elitistas y católicas tradicionalistas.

El sindicalismo, por su parte; había adquirido una dinámica propia a través de las negociación con lo sucesivos gobiernos; y tenía una experiencia de poder directa y rica; que ponía ahora al servicio del Líder.

Todo se articulaba mágicamente. La generación de nacidos en los cincuenta, con padres antiperonistas y de izquierda, recuperaba los valores de Patria, Religión, Líder y Movimiento y entraba gozosa al Peronismo como la tercera Rama: La Rama Juvenil.

Perón quiso recrear la experiencia fascista en Argentina; con las adaptaciones del caso. A diferencia de Mussolini- quien no podía ocultar su anticlericalismo; originado en su etapa socialista-;era perfectamente consciente de que la Iglesia debía ser – junto con el Ejército- pilar básico de su Régimen. Tampoco utilizaría el esquema de parlamento de las corporaciones; aunque alentaría desde el primer momento la organización centralizada de las categorías socioeconómicas: Las Confederaciones Generales (Del Trabajo, Económica, de Estudiantes, etc.) y la construcción de un Partido Único, para terminar con el estado deliberativo. La cárcel y la tortura para Cipriano Reyes; el gran gestor del 17 de octubre (Una famosa marcha realizada en 1945 que exigía la liberación de Perón; por aquel entonces Jefe del Departamento Nacional de Trabajo de la dictadura, fue el símbolo de la voluntad de cerrar cualquier atisbo de independencia.

Con una guerra europea casi perdida para el Eje, Perón obviamente no podía afirmar públicamente sus simpatías. Sabía sus limitaciones.

Se fue conformando así un movimiento basado en antiguos socialistas y radicales, viejos militantes sindicales y toda la intelectualidad de Forja, la verdadera novedad ideológica. Fue este grupo de ex radicales- antiimperialistas y neutralistas- el que aportó la idea fuerza básica del Peronismo: el “nacionalismo popular” que tanto espantaba a los clásicos nacionalistas católicos que habían acompañado a Uriburu en el treinta. Y que tanto confundiría a sus críticos de izquierda.

Forja aportaría la “picardía” popular, la irreverencia del tango, el tono patriótico pero alejado de la retórica cuartelera. Ante el gobierno militar que quiso “adecentar” las letras de tango, Perón supo aparecer como el hombre moderno que intercedió apara anular esa absurda orden. Perón le ponía una cara nueva al viejo sueño nacionalista y antiliberal que venía de la noche de los tiempos coloniales. Ese nacionalismo decadente encuentra en el “populismo” peronista una nueva vertiente que lo vivificaría.

Esa vibrante fuerza sindical y política que Perón comenzaba a conducir estaba lejos, sin embargo, de los acatamientos absolutos que supieron lograr Mussolini y Hitler.

Si bien arma su Partido Único, su maquinaria de control interno fue infinitamente más elemental y débil que las desarrolladas por las “grandes bestias” de Stalin, Hitler o Mussolini. El grado de brutalidad, violencia y coerción fue infinitamente menor. Puede hablarse de una treintena de casos graves de violación a los derechos humanos durante 1946-1955. Eso sucedía, en cualquier mañana de Hitler, entre la gimnasia matinal y su taza de té con strudel.

Por otra parte hay pruebas de que las veleidades falangistas de Perón – ya que el fascismo había muerto, quedaba Franco- no fueron acompañadas por el Partido Peronista con entusiasmo y quedaron reducidas al ámbito puramente diplomático. Los cuadros peronistas, quizás por su procedencia socialista o radical desconfiaban enormemente de Franco y simpatizaban poco y nada con el bando nacional. Perón tomó nota y calló. Pero llenó de falangistas la Facultad de Filosofía y Letras. Su intelligentsia se nutria de cuadros falangistas y otros directamente nazifascistas. ¿Donde estaban -uno se pregunta- los intelectuales “nacionales y populares” como Manzi, Discepolo o Marechal o los de Forja frente a este copamiento facho?

En suma: De haber sido otras las condiciones externas; Perón ni hubiera dudado en declarar públicamente su adhesión a la Internacional Fascista-falangista. Aun a pesar de la Guerra perdida, Perón no se resignó y siguió adherido al bando nacional español, aun contra los deseos reales de sus seguidores.

Perón dejaba hacer. Todo servía. Mientras los Montoneros debutaban asesinando a Aramburu y las Juventudes Peronistas crecían en número, mientras las rencillas y navajazos entre Montoneros y la derecha de C. de O., Demetrios o Guardianes se extendían, mientras se asesinaba a sindicalistas “burócratas” , la Patria Socialista se iba imponiendo como proyecto hegemónico. Cámpora Presidente significaba la llegada al poder de los muchachos de la JP, de los Montoneros, de la Tendencia Revolucionaria del Peronismo: la Hora del Pueblo. El Mayor Alberte, una figura histórica de la izquierda peronista me dijo una vez: La verdad es que los diez años de Perón no fueron TAN buenos, que estuvo lleno de errores, corrupciones y vicios. Pero hay que seguir regando el mito, para apuntalar la Revolución.

Fidel Castro y Allende vinieron a la asunción de Cámpora en una puesta en escena del relanzamiento revolucionario latinoamericano, que no tardaría de prender en Uruguay y el resto la de la Región.

En este contexto, el Viejo decide volver a la Argentina: Algo lo apuraba al extremo.

Dice el relato que en ese extraño vuelo, rodeado de la farándula peronista, viajaba un Perón decidido a “hacer tronar el escarmiento” a los “muchachos” de la Juventud Peronista. La trampa en Ezeiza fue provocar a los Montoneros para ponerlos en evidencia. El Coronel Osinde; personaje fascista como pocos; fue el encargado de la Operación. ¿El resultado? Trece muertos y 365 heridos.

La polarización ocasionada por la Guerra Fría había vuelto insostenible la división  del movimiento peronista en izquierda y derecha.

La masacre fue premeditada para desplazar a Héctor Cámpora del poder. Las diferencias ya eran insalvables entre la derecha y la izquierda, cuando el 2 de junio de 1973, días antes de la masacre, José Ignacio Rucci, secretario general de la CGT; declaró que estaban contra los imperialismos de izquierda cuando un delegado cubano al congreso de la CGT; pidió un brindis por el Che Guevara. La derecha sindical intentó mejorar posiciones en cargos públicos frente al otro sector, colocando a gente cercana a Rucci.

Hoy día nadie dice esto. Hoy día a Perón se lo glorifica en el Panteón de los Héroes. Se lo sigue evocando como líder popular progresista, anti-imperialista, se sigue ahondando la brecha entre mito y realidad.

Todo es mucho más simple. Leamos a Perón; es transparente y claro:

Sobre la separación entre Iglesia y Estado:

“Ahora bien- y a esta conclusión van encaminadas mis anteriores palabras- el hecho de que la Iglesia no tenga que entender en la gobernación del estado, es decir que mantenga la división de potestades, no significa que el estado tenga que prescindir de la Iglesia. Esa no prescindencia, esa obligación de sostener el culto católico y de que el Presidente pertenezca al culto católico, constituye unas de las mas encomiables previsiones de nuestra carta magna, porque quienes la sancionaron, pese al amplio criterio liberal en que se inspiraron y que se refleja en todas sus normas, no pudieron desconocer que la gobernación de los pueblos se ha de basar en normas de moral y que las normas de moral tienen su origen y fundamento en preceptos religiosos” (1948)

Sobre el cristianismo y su filosofía (Nótese como ubica a Platón y Aristóteles debajo de Tomas de Aquino):

En evolución ordenada, el pensamiento cristiano, que perfeccionó la visión genial de los griegos, podría más tarde apoyar sus empresas filosóficas en el método de éstos y aceptar como propias muchas de sus disciplinas. Lo que le faltó a Grecia para la definición perfecta de la comunidad y del Estado fue, precisamente, lo aportado por el cristianismo: su hombre vertical, eterno, imagen de Dios. De él se pasa ya a la familia, al hogar, su unidad se convierte en plasma que a través de los municipios integrarán los Estados y sobre la que descansarán las modernas colectividades.

Sobre las luchas de independencia americanas. Dedicado a todos aquellos que lo ven como un bastión de la resistencia contra el Imperio:

Cuando en España desaparece Fernando VII para dar lugar a las Cortes de Cádiz que enfrentan a la dominación napoleónica, en el Virreinato del Río de La Plata desaparece también el poder virreinal, reemplazado por la “Primera Junta”. Es decir que de allí parten ya dos líneas históricas que han de acompañarnos en toda nuestra existencia: la primera hispánica y nacional, la segunda antinacional y anglosajona. “(1968)

Ley Universitaria

CAPITULO II

Del gobierno de la universidad

Art. 9° – El gobierno de la universidad estará a cargo del rector y del consejo universitario

Del Rector

Art. 10º. – (Designación). El rector será designado por el Poder Ejecutivo y durará tres años en funciones.

Del Consejo Universitario

Art. 17º. – (Constitución). El consejo universitario estará constituido por el rector, que lo presidirá, y por los decanos y vicedecanos de cada facultad.

De las facultades

Art. 22º. – (Gobierno). El gobierno de la facultad estará a cargo del decano y un consejo directivo, constituido por el decano y diez consejeros, que se designarán de entre los profesores de la respectiva facultad.

(Elección del decano). Los consejeros elegidos se reunirán bajo la presidencia del de mayor edad que sea profesor titular y elegirán, a su vez por el voto de la mayoría, al decano de la terna enviada por el rector de la universidad.

Profesores titulares

Art. 46º. – (Concurso). Los profesores titulares serán designados por el Poder Ejecutivo de la Nación, de una terna de candidatos elevada por la universidad, previo concurso de méritos, aptitudes técnicas, títulos antecedentes y trabajos.

Estudiantes

De su representación

Art. 84º. – Los estudiantes tendrán representación en los consejos directivos por intermedio de un delegado por cada escuela.

Art. 85º. – Entre los diez alumnos que hubieran obtenido las más altas calificaciones en el transcurso de su carrera y se encuentren cursando el último año, se sorteará al que ha de tener la representación estudiantil. Este cargo es irrenunciable, salvo causa justificada a juicio del consejo.

Art. 86º. – El delegado será convocado a las sesiones que celebre el consejo directivo. En dichas sesiones el delegado podrá expresar libremente el anhelo de sus representados, no teniendo voto en las decisiones que adopte el consejo.(1947)

Y mi preferida personal: La Conspiración Judeo-Masónica-Comunistas-Internacional.

Este desarrollo intenso de la política internacional, dentro y fuera de los países, ha impuesto la necesidad de crear los instrumentos para manejarla y así han surgido las Grandes Internacionales. El capitalismo y el comunismo soviético no son sino dos de ellas, aparentemente contrapuestas pero, en realidad de verdad, perfectamente unidas y coordinadas. Para comprobarlo, basta recordar 1939 cuando se aliaron para aniquilar a un tercero en discordia, representado entonces por Alemania e Italia. No es menos elocuente lo que sucedió en la Conferencia de Yalta en la que ambos imperialismos se ponen de acuerdo y coordinan sus futuras actividades de dominio y explotación. Pero es que todo tiende a internacionalizarse alrededor de ello, lo que, en último análisis, es el triunfo del internacionalismo comunista. La masonería, el sionismo, las sociedades internacionales de todo tipo, no son sino consecuencias de esa internacionalización del mundo actual. Son las fuerzas ocultas de la revolución como son las fuerzas ocultas del dominio imperialista (1968)

Si con esto no quedan claras la inclinaciones políticas del General; no se con que si lo harán.

Mitos peronistas: Algunas anotaciones sobre las conquistas sociales y las circunstancias de su llegada al poder

Es una cuestión de justicia hacer algo con respecto a los adelantos en materia de derechos laborales y el éxito económico que injustamente se le atribuyen.

En principio; es necesario saber que buena parte de las leyes que el peronismo se adjudica como propias son en realidad muy anteriores a el.

Lo que el peronismo presenta como los principios sociales que Perón ha establecido; es en realidad  fruto de una larga lucha de la sociedad argentina que contó con el apoyo de la mayoría de los partidos. El descanso dominical es de 1905, gobierno de Roca; las vacaciones pagas son de 1933 (Uriburu); la jornada de ocho horas es de Yrigoyen (1929), y la primera ley de jubilaciones fue sancionada durante el gobierno de Alvear (1924). También fueron fundamentales los aportes de los diputados socialistas. De su autoría fue la primera ley de protección del trabajo de mujeres y niños (1907, Figueroa Alcorta); la de accidentes de trabajo (1915, Sáenz Peña); la primera reglamentación del trabajo a domicilio (1918, Victorino de la Plaza), y las leyes de indemnización por despido sin causa, protección de la maternidad y licencia paga por enfermedades (1933, Uriburu).

Lejos de las pretensiones de la leyenda peronista; la legislación social argentina era la más avanzada de América latina y una de las más completas del mundo antes del peronismo. Los logros de Perón -el estatuto del peón de campo, la ampliación del sistema jubilatorio, los fueros laborales y el aguinaldo- fueron en su carácter de miembro de la dictadura militar de 1943-1946 (La Revolución del 43; que puso fin a la Década Infame); como parte de la estrategia central de la campaña presidencial que preparaba la dictadura para perpetuarse en el poder y formaban parte de una profundización de los derechos sociales que estaba teniendo lugar en todo el mundo sin necesidad de dictaduras ni populismos.

No hay una sola ley social de importancia sancionada originalmente por un gobierno democrático peronista. Ampliaciones, sí. Pero las hay de todos lados; como el famoso artículo 14 bis; que es de 1957; en plena revolución fusiladora.

En cuanto a los logros económicos que se le atribuyen; hay que decir que la mayoría se debieron exclusivamente a las circunstancias en que Perón asumió el poder.

Durante la Segunda Guerra Mundial; las arcas del Estado argentino se llenaron debido al incremento en la demanda de materia prima por parte de los Estados beligerantes. Es por ello que, cuando Perón asumió el poder en 1946; pudo llevarse a cabo un enorme incremento del gasto público que trajo como resultado un incremento en el nivel de vida y en el desarrollo de ciertos sectores de la economía; gracias a programas sociales de diversa índole. Pero fueron logros efímeros e insustentables que terminaron en crisis y planes de ajuste cuando el dinero se agotó; como el Plan de Austeridad de Perón; de 1952.

No existe ninguna evidencia de que el peronismo haya jugado un rol a favor de la justicia social más allá de las declaraciones. El 17 de octubre de 1945, las condiciones de vida del pueblo argentino eran peores que las de hoy, pero eran las mejores de América latina; superiores, incluso, a las de países europeos como España e Italia, de los que nos seguían llegando miles de emigrantes. En cambio, hoy, miles de argentinos se han vuelto a la tierra de sus abuelos y la única inmigración que nos llega proviene de los países más pobres de América del Sur.
[Nota: Sí; eran muy malas y nadie puede discutir que un dictador de ese calibre no se materializa como si del Diablo se tratara. Pero no debemos olvidar que es la contabilización total de daños y beneficios a largo plazo de un régimen; así como las capacidades potenciales de un país; las que sirven para juzgarlo. Admitámoslo: El potencial de crecimiento de Latinoamérica es COLOSAL; al igual que la capacidad para el derroche de muchos de sus administradores].

La pobreza argentina casi triplica la de Uruguay y la de Chile, que hasta 1945 nos miraban con admiración y envidia. Y desde entonces el peronismo ha gobernado 34 años y seis meses, tanto como los radicales y los militares juntos; con tres décadas de hegemonía ininterrumpida en manos de Perón, Menem y los Kirchner; caso único. Han gobernado, además, 24 de los 26 años transcurridos entre 1989 y 2015, y controlado sin interrupción el Senado, la mayoría de las provincias, la provincia que es casi la mitad del país, los sindicatos; y la policía bonaerense, dejando un 29% de pobres después de doce años de soja por las nubes y corrupción. ¿Se harán cargo, alguna vez, de lo que les han hecho a los que decían representar y defender?

Pero hay más: También es falos el papel mesiánico que el peronismo otorga a su fundador en cuanto al desarrollo industrial se refiere. En realidad; no es cierto que Argentina fuese un país agrario y atrasado antes de él.

Desde el fin de la crisis del 30 hasta 1945; la industria crecía al 5,6% anual; en línea con la Argentina agropecuaria cuya industria había crecido por 70 años al impresionante promedio del 5,5% anual.

De hecho; fue bajo Perón que ese impresionante crecimiento se redujo. En la Argentina “industrial” que parió el peronismo; el crecimiento industrial bajaría a casi la mitad: 3% (1946-2015). La media 1946-1955 fue 4,9%, más baja que la de la oligarquía pastoril anterior y que la revolución fusiladora posterior: 8,8% entre 1955 y 1958. Y venía creciendo al 7,1% entre 1964 y 1974 cuando Perón volvió a la patria para evitar la desindustrialización. Así fue como Cámpora-Perón-Isabelita promediaron 1,6% anual promedio (1973-1975).

Eso permite otra perspectiva sobre el 17 de octubre, no ya como producto de la maldad oligárquica, las condiciones de vida inhumanas y el atraso productivo, sino como expresión de un país en rápida industrialización y con una clase trabajadora en alza que reclamaba, con justicia, mayores participación y derechos.

Y esa es otra: Hay mucha leyenda e ignorancia en torno a esta, para el peronismo; icónica fecha.

Vayamos desde el principio: Corría octubre de 1945. El clima político y social se tornaba efervescente puesto que en los círculos opositores a la dictadura capitaneada por el General Edelmiro Farrel y el Coronel Juan Perón, se vivía una atmósfera de euforia ante la derrota del Eje en la Segunda Guerra Mundial; lo cual animó a los dirigentes de los demás partidos políticos (Radicales, conservadores y socialistas por igual) a presionar a las autoridades de facto (Enroladas en favor del nazifascismo derrotado) para que otorguen el poder a la Corte Suprema de Justicia a fin de que el Poder Judicial administre la transición hacia elecciones democráticas y limpias. Persiguiendo este objetivo, el 19 de septiembre se llevó a cabo una histórica manifestación callejera titulada “La Marcha de la Constitución y la Libertad” que se inició en la Plaza del Congreso, en la cual se congregó cerca de medio millón de opositores que desde allí circularon hasta Plaza Francia.

El lema de los manifestantes consistente en pedir el traspaso del gobierno a la Corte Suprema de Justicia fue considerado por muchos observadores como un craso error político: Si como consigna de lucha lo de; “el gobierno a la Corte” no era mal; como táctica política era pésima. Tratar de imponer esa solución era utópico. Ni el Ejército podía aceptar esa vergonzosa confesión de su fracaso ni la oposición disponía de poder para implantarla; anotó Félix Luna.

Si bien la dictadura de Farrell y Perón intentó minimizar los alcances de la nutrida concurrencia en cuestión, sin dudas el gentío constituyó un llamado de atención para el régimen, que reaccionó declarando el Estado de sitio, encarcelando masivamente opositores y recrudeciendo la censura a la prensa. Días después, se produjeron en las universidades múltiples rebeliones estudiantiles que clamaban libertad y predicaban consignas contra el dúo gobernante; quienes de inmediato ordenaron una represión brutal (En la misma murió un niño de 10 años) acompañada con arrestos generalizados que superaron los 1500 alumnos detenidos, episodios que consolidaron el clima de tensión y división existente.

En tanto, en el seno del gobierno, el indefinido dictador Farrell debía lidiar entre las rencillas e internismos que se presentaban entre su VicePresidente el coronel Perón y el coronel Eduardo Ávalos; otro hombre fuerte del régimen de gran predicamento entre la oficialidad de Campo de Mayo, que le disputaba a Perón poder e influencia política así como también encono ideológico; puesto que Ávalos no le perdonaba a Perón haber convencido a Farrell de declararle la guerra a Alemania (Traicionando el espíritu de ese gobierno) a tan solo horas de rendirse.

Ávalos contaba con alto consenso dentro de las filas del Ejército (Que en definitiva era la estructura institucional que gobernaba el país); pero Perón contaba con el aval de numerosos sectores sindicales que lo respaldaban con motivo de la política condescendiente que él venía desplegando desde la Secretaría de Trabajo y Previsión que él manejaba en consonancia con el Ministerio de Guerra y la mismísima Vice-Dictadura.

Durante los últimos tiempos; Ávalos se había movido con astucia en el seno del régimen militar y había logrado presionar lo suficiente a Farrell para que se deshiciera de Perón. En medio de la tensión; finalmente Perón fue forzado a renunciar intempestivamente el 9 de octubre de 1945 a todos sus cargos.

El coronel caído en desgracia; hábilmente le pidió a Farrell que le diera la oportunidad de dirigir unas palabras de despedida por radio (Que Farrell ingenuamente le concedió). Perón convocó al día siguiente a los dirigentes sindicales adictos, montó una escenografía con parlantes en la entrada de la Secretaría de Trabajo, puso en duda que los beneficios sociales que él había conseguido prosiguieran en su ausencia y entre otras de sus trapisondas, como “última medida en funciones”; anunció un decreto mediante el cual se aumentaban los sueldos y salarios a la vez que se implantaba el salario móvil, vital y básico. Pero ocurre que para que este beneficio tuviera validez legal debía ser firmado luego por Farrell; de modo que Perón se despidió de su cargo anunciando la buena noticia salarial a su gente y encajándole el engorro al dictador. Esta picardía final de Perón colmó la paciencia de sus enemigos, que lograron convencer a Farrell de solicitar su inmediata detención.

Sin embargo, Perón se trasladó rápida y secretamente a una casa situada en una isla del Tigre, cuyo propietario era un connotado agente alemán llamado Ludwig Freude (Sindicado como el representante de los capitales nacionalsocialistas en la Argentina); que era un hombre de su más estrecha confianza. Pero finalmente; el mismo régimen al que Perón había servido y pertenecido desde su inicio con tanto protagonismo y ascendencia; el 12 de octubre lo detuvo allí en el Tigre siendo arrestado en su refugio y trasladado a la cárcel de la Isla Martín García.

Es evidente que en esta puja Ávalos logró influir en Farrell a expensas de Perón; tanto es así que mientras este último estaba detenido; Farrell nombró a Ávalos como Ministro de guerra, cargo que justamente ocupaba Perón antes de su destitución y posterior encarcelamiento. Sostiene el historiador Robert Potash que a partir de este nuevo nombramiento; el general Ávalos, que asumió el cargo de ministro de Guerra el 10 de octubre; se convirtió en la figura dominante del nuevo orden; pero ni su temperamento ni su experiencia anterior lo habían preparado para este papel, algo que luego veremos confirmado por las vacilaciones y errores políticos que cometería durante su breve rol ministerial.

En definitiva; la detención efectuada a fin de neutralizar definitivamente la figura e influencia de Perón en el gobierno fue una maniobra torpe por parte de Ávalos y sus acólitos; porque a partir de entonces una ebullición se generó entre varios sindicalistas leales a Peró; quienes comenzaron a movilizar su gente por las calles clamando por su libertad. En tanto; desde el encierro en la isla y desorientado por la situación; muchos investigadores sostienen que Perón creía estar ante el final de su carrera, al menos así lo pone de manifiesto él mismo al escribirle una carta a su amante Eva Duarte; la cual más allá de ser encabezada con una vulgar cursilería como “mi tesoro adorado”, deja advertir a un Perón afectivo que le promete a su pretendida que ni bien él obtuviera la libertad ambos vivirán juntos en el marco de una vida despolitizada: “Hoy sé cuánto te quiero y que no puedo vivir sin vos. Esta inmensa soledad está llena de tu recuerdo. Hoy he escrito a Farrell pidiéndole que me acelere el retiro, en cuanto salgo nos casamos y nos iremos a cualquier parte a vivir tranquilos” anotó.

Efectivamente; con Perón neutralizado y encarcelado, del otro lado del riachuelo bandas sindicalistas en franca rebeldía paralizaron los transportes y provocaron el cierre de fábricas exhortando y obligando a los obreros a engrosar el alcance de una movilización que clamaba la libertad del coronel. Para elevar la presión; en el seno de la CGT un sector propuso llamar a huelga general para el día 18 de octubre si la situación no se solucionaba. Vale aclarar que no toda la CGT compartía simpatía hacia Perón sino que eran numerosísimos los gremios que desconfiaban de él (de hecho sobre 40 votos la postura huelguista de la CGT ganó 21 contra 19; tal el caso de la Unión Obrera Local, que denunció la prepotencia de la convocatoria comunicando formalmente que “Bandas armadas del pistolero peroniano; que responden al execrable sujeto Cipriano Reyes han atacado a mansalva a obreros del frigorífico Wilson, del que resultaron numerosas víctimas”. Autores como Hugo Gambini señalan que el ajustado margen de votos por el que la CGT logró proclamar la huelga para el 18 de octubre no impulsó tal medida de fuerza para liberar a Perón sino para que se garantizasen sus demandas gremiales; independientemente de la suerte del coronel caído en desgracia.

Mientras tanto; el delegado político de Perón para negociar su situación con Farrell fue justamente el coronel Domingo Mercante -cuya posición en las tratativas se iba fortaleciendo a medida que la muchedumbre proveniente de la zona sur del Gran Buenos Aires marchaba invadiendo la Capital porteña-. La movilización despertaba un intenso desconcierto en Farrell y Ávalos; quienes se sintieron dubitativos en todo momento. Tanto es así que hasta el Partido Comunista le propuso a sendos militares terminar con la concentración en pocos minutoslanzando militantes armados del PC sobre las columnas peronistas, siempre que el gobierno garantizara la abstención de la policía y del Ejército en la gresca; pero la propuesta comunista fue rechazada por Farrell, quien temía que se desatase una matanza de proporciones.

¿Cuál era el papel de Eva Duarte en ese trajinado contexto? Mucho menor al que le adjudicaron luego sus hagiógrafos rentados: Deambulaba por Buenos Aires con suma preocupación buscando un abogado que redactara un hábeas corpus en favor de su amante. Interesa esta aclaración porque recién a partir de mayo de 1948 el aparato de propaganda de Perón fabricó el artificio incluyendo relatos de la Primera Dama recorriendo los suburbios para organizar el respaldo popular al líder preso; algo que no era cierto; pero que nadie osó discutir y entonces esa leyenda quedó grabada en la mitología urbana.

El 17 de octubre; las columnas de Cipriano Reyes y otros contingentes provenientes de Avellaneda, Lanús, Berisso y Ensenada comenzaron al fin a poblar la plaza. Con el correr de las horas un considerable gentío se había aunado en derredor de la Casa Rosada clamando la presencia de Perón. La presión iba en aumento y entrando la tarde, el flamante Ministro de Guerra Ávalos pretendió que Mercante le hablara a la muchedumbre en nombre de Perón a fin de tranquilizarla, pero ello fue imposible. Seguidamente; Ávalos intentó también hablarle al gentío, pero ni bien este tomó el micrófono desde el balcón de la Casa Rosada la multitud lo abucheó estruendosamente. Siendo las ocho de la noche, el desconcertado Ávalos no tuvo más remedio que acudir al Hospital Militar en donde mantuvo una reunión secreta con Perón para negociar su libertad. En la conversación se arribó a un compromiso para que Perón se dirigiera a sus acólitos desde el balcón en mensaje que además sería transmitido por la red nacional de radiodifusión. Perón había ganado definitivamente la pulseada.

Pasadas las 23hs; aparece por fin la figura de Perón en el balcón de la Casa de Gobierno para júbilo de la muchedumbre que fielmente se mantenía aunada desde muy temprano. Primeramente habló Farrell; anunció la formación de un gobierno provisorio conformado por gente leal a Perón y descartó categóricamente la entrega del gobierno a la Corte Suprema de Justicia. Seguidamente le pasó el micrófono al caudillo recién liberado; presentándolo como “el hombre que supo ganar el corazón de todos” (Horas antes acababa de encarcelarlo y ahora lo adulaba condicionado por las circunstancias). En medio de la ovación; Perón entre otras cosas dijo: Hace casi dos años, desde estos mismos balcones, dije que tenía tres honras en mi vida: La de ser soldado, la de ser patriota; y la de ser el primer trabajador argentino.

Ahora ¿Cuán grande fue la convocatoria del 17 de octubre? Todo indica que fue mucho más modesta que la que fabricó posteriormente la propaganda peronista. ¿Con qué objetivo el peronismo sobredimensionó luego los acontecimientos? Se reescribió el pasado a fin de pretender inventar una fecha fundacional del peronismo a modo de mito iniciático; y así poder romper con la imagen de Perón como un candidato continuista del régimen militar vigente y presentarlo así en las elecciones venideras como la paradojal “alternativa” a un injusto orden vigente del que curiosamente él formaba parte desde su inauguración misma el 4 de junio de 1943.

Que con  el tiempo Perón haya logrado inventar su inicio político con “el 17 de octubre” y haya fabricado su futura candidatura presidencial como alguien “transformador” y ajeno al régimen militar fue una de sus tantas e innegables habilidades personales al servicio del timo político e historiográfico, puesto que su condición de candidato y garante de la continuidad de la dictadura militar fue confesada por él mismo años después: “Llegado al salón; el general Ávalos, en presencia del presidente y de todos los jefes; se cuadró a mi frente y me dijo más o menos estas palabras. Coronel Perón; pensando en la continuidad de la revolución […]hemos pedido al señor presidente que se tomen las medidas para que usted pueda ser el candidato de la futura presidencia” ; a lo que Perón respondió de esta sacrificada manera; “señores, me cargan ustedes con una enorme responsabilidad, pero si ello es el sentir del Ejército, aceptaré una vez más, porque como soldado me debo a la Patria y a la Institución”.

Fuentes:

-Literarias:

Perón; el fetiche de las masas; Márquez, Nicolás; 2015

Peronismo ¿Fascismo?; Lija, Esteban