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\u201cPsychological distress during the interview index period related to their experienced gender identity was reported by 83% (n=208) of participants, with depressive symptoms being most common<\/strong> (n=159 [76% of those who reported distress]). Average level of distress was quite high among those who reported it: 79\u00b79 on a scale of 0 (none at all) to 100 (extreme; SD 20\u00b77, range 20\u2013100).\u201d<\/span><\/p>\n

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Se confirma que hay distress o angustia a causa de la identidad de g\u00e9nero experimentada (la disconformidad con la voz, los genitales, las caderas y el pecho -como principales aspectos del cuerpo-). Es la incongruencia de g\u00e9nero en s\u00ed misma, pero tambi\u00e9n est\u00e1 los factores de violencia y rechazo experimentados. Ambas realidades conviven.<\/strong> El estudio anuncia que son los factores de violencia los que mejor explican la angustia. Y en base a eso da sus conclusiones.<\/span><\/p>\n

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El estudio declara que la angustia (sufrimiento) y la disfunci\u00f3n (escolar, por ejemplo) fueron muy comunes, pero no universales. Y que ser\u00edan m\u00e1s f\u00e1cilmente predecibles por variables como el rechazo social y la violencia que por la incongruencia de g\u00e9nero. Tambi\u00e9n se\u00f1ala la similitud del caso con el de otras poblaciones minoritarias:
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“(…) the idea that negative psychological and behavioural symptoms arise as products of persistently hostile social responses rather than as expressions of inherent psychopathology among devalued minority groups is consistent with previous research on the minority stress model among lesbian, gay, and bisexual populations”.<\/span><\/p>\n

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Tambi\u00e9n destaca que una de las razones para dejar de considerar la incongruencia de g\u00e9nero como desorden mental responde a frenar la estigmatizaci\u00f3n.<\/strong> Finalmente el estudio se\u00f1ala que una de sus limitaciones es que los resultados se apoyan en testimonios de edades tempranas que “podr\u00edan verse afectados por experiencias posteriores”.<\/span><\/p>\n

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No hay contundencia<\/strong><\/span><\/p>\n

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S\u00ed encaja como trastorno. El sufrimiento es real. No se puede considerar violento que alguien no llame al individuo como si fuera del sexo opuesto. Hay que ser tolerantes, pero hay l\u00edmites. Se entiende que la violencia (f\u00edsica y verdaderamente denigrante) no debe estar presente, pero no se puede ir en contra de la realidad.<\/span><\/p>\n

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El sexo es una realidad compleja, pero tiene 3 componentes que no son debatibles<\/strong>: el sexo cromos\u00f3mico, el sexo gonadal y el sexo genital. Y la mayor\u00eda de la personas tiene esas tres variables alineadas para ser hombres o mujeres.<\/span><\/p>\n

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“La discordancia de g\u00e9nero en la adolescencia o adultez se caracteriza por una discordancia marcada y persistente entre el g\u00e9nero experimentado por la persona y el sexo asignado, lo que a menudo conduce a un deseo de “transici\u00f3n” para vivir y ser aceptada como una persona del g\u00e9nero experimentado” (CIE 11)<\/span><\/p>\n

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\u00bfQuiere la mujer transg\u00e9nero ser aceptado como alguien de g\u00e9nero femenino (“mujer social”) o como alguien del sexo femenino? Si es lo primero, se hace absurdo que se quiera decir que una mujer transg\u00e9nero es una mujer, sin hacer distinci\u00f3n.<\/strong> Esa declaraci\u00f3n m\u00e1s parece borrar la l\u00ednea entre “mujer social” y mujer, subordina el sexo al g\u00e9nero. La distinci\u00f3n es necesaria y correcta: una mujer transg\u00e9nero es quien busca asemejarse al sexo opuesto al de su nacimiento para cumplir el rol de mujer social en la sociedad. Pero esto alude a una ficci\u00f3n. No hay raz\u00f3n para aceptar tal cosa. La empat\u00eda y lo tolerancia tienen l\u00edmites.<\/span><\/p>\n

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