– Mi escepticismo fue quebrado.
Por el agente Esmeraldo.
Marzo del 2014
Comprendí muy tarde que estaba inmerso en una batalla entre dioses. O mejor dicho… entre demonios. Héctor y su red criminal no eran nada comparado a la sangre que requerían mis nuevos jefes. No quise atender a las pruebas. No quise oír la desolación del destino que escogí. Me convertí en un emisario de la muerte. Quería venganza. Quería que Héctor pagara por lo que le hizo a mi pequeña hermana. Esa fue la promesa del llamado sexto sugaar, Ricardo, mi jefe, el elegido, Zugasti. Él ya no existe más. Fuimos traicionados.
Todo comenzó cuando contacte a este medio siguiendo el rastro de textos publicados en el foro de Seprin. Yo dudaba de que entre tanta basura delirante podría brillar la verdad. Pero ahora soy parte de todo esto. Solo soy un humano siguiendo órdenes. Ahora mi vida es protegida por una nueva fuerza. Y nuestro enemigo parece incluso más poderoso que el temible Sexto, el cual solo pudo ser vencido por un grupo de cinco demonios (el primero, el segundo, el cuarto, el séptimo y el octavo). Su objetivo es cazar a cada uno de sus «hermanos», los sugaar. Yo sobreviviré. No me importa si el país se desangra. Héctor está viviendo sus últimos días.