Memoria fragmentada (1): urushdaur (“Reboot”, cap8)

– Antes del enfrentamiento con el Sexto (Ricardo Helguera).

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Por Alex Aguilar

 

 

Esas dos horas eternas
 

Leí sus mensajes días después de su deceso. Solo habían quedado pendientes dos. El otro era una advertencia o la confesión de alguien atormentado. Este mensaje fue el culpable de que no leyera ambos. A penas lo abrí la primera vez para ahorrarme una pequeña eternidad.
 

“ – ¿Crees en mundos paralelos?, ¿en la reencarnación? ¿Quizás en el alma?

– Odio cuando haces eso… Jack. Dame un respiro, ¿no? ¿Quién no cree en el alma?

– Por eso eras tú la que dirigía las conversaciones. Yo soy un desastre.

– Sobre eso… tu amigo es muy raro jaja. Pero todo eso fue interesante. ¿Así que escribirán un libro los 3? Jaja luego de que le dijiste a Luis que en tu mundo sí es un buen escritor jaja.

– Él sabe que bromeo jaja.

– Ahora mismo nada me haría más feliz que hacer un libro con tu mejor amigo. Todo este tiempo pensé que era un subnormal. O un maldito pretencioso. O un descerebrado. Y en realidad solo es lo segundo.

– Si él te escuchara…

– ¡Luis, eres un maldito pretencioso! ¡¡Maldito pretencioso!! ¡¡¡Luis, tus libros son basura!!!

– jaja

– Cecilia, hace mucho que no te veía tan alegre… cuando regresé de viaje te noté algo cambiada. Fueron muchos meses. La primera vez te vi de casualidad. Estabas con tu madre. Fue a finales de octubre. Creo que el 20 o 21. Ella se veía tan diferente… era casi humana.

– No te metas con mi madre… a mí también me describes como si fuera un monstruo. Me dejas como una loca indecisa. Eso no te lo perdonaré jaja. Y lo del taxi jaja… ni siquiera es creíble jaja. Y eso de que solo leo los primeros capítulos de los libros o algo así… ¡mentira! A mí me encanta leer.

– Por algo le llaman ficción… jaja

– Bueno… jaja

– ¿Te parece si nos sentamos en ese parque? Llevamos caminando 20 minutos.

– Con tal de que no intentes nada raro…

– Mmm… siempre que eres tan directa es porque estás bromeando jaja

– No, es en serio. Lo digo en serio.

– jaja

– ES EN SERIO.

¿Todo fue muy extraño ciertamente, verdad? Alex, no recuerdo toda la conversación tal como fue. Usualmente recuerdo mucho de mis conversaciones con Ella pero ese encuentro fue raro… como si fuera irreal. Hay veces que siento que nunca pasó. No fue de imprevisto pero no esperé que todo saliera tan bien. Está claro que no soy un maldito reportero. Lo mío es la ficción. Así que mi versión de los hechos debes tomarla como la verdadera. Ya sabes que a ella no podrás preguntarle nada…

Mi memoria no es tan buena como la tuya pero eso es una ventaja. Hay veces en las que creía que te habías obsesionado conmigo. Y luego me sales con que mi vida no te interesa, maldito cabrón jaja. Ojalá puedan hacer esa historia. Luis parece llevarse bien contigo. A veces me siento como ese personaje que creamos esa noche: un hombre de otra dimensión del que nadie sabe nada. Cecilia siguió jugando a que no me recordaba el resto del tiempo. A veces era algo doloroso y por ratos divertido.

– Entonces, Jack, ¿este hombre está atrapado en un mundo ajeno? – ¿Debe considerar ajeno el mundo al que llegó? ¿Y qué si ese era finalmente el mundo en el que debía anclar? En ese caso creo que no estaría en un mundo ajeno.

– Aún así estaría en un mundo en el que nadie sabe de él… es tu caso jaja – Sí, ciertamente es mi caso jaja

– ¿Pero por qué dejaría el mundo desde el que partió?

– Quizás porque en ese mundo actuó de una manera egoísta. Así él tendría una segunda oportunidad. Pero principalmente… porque el mundo del que viene colapsó jaja. Mmm… quizás sus decisiones lo llevaron a apartarse de la gente que quería. Quizás era un hombre que esperaba que las personas se subordinaran a sus deseos y creencias. Todo eso desencadenó en hechos irreversibles… en grandes pérdidas. Todo por una maldita guerra.

– ¿Pero cómo puede arreglar las cosas en un mundo en el que no existe? ¿Y qué pasa con su mundo de origen?

– Él primero se asegura de que su mundo de origen quede a salvo… incluso si para él ya no hay mucho que rescatar. Llega a un mundo unos meses más joven… un mundo distinto de muchas maneras pero esencialmente el mismo… los hechos que marcarán grandes diferencias aún no ocurren. En este nuevo mundo, él existe pero no es el mismo individuo. Y muchas otras personas de su mundo también existen aunque sus personalidades e historias personales no sean las mismas. En este nuevo mundo, él decide proteger a las personas que ama incluso si eso significa alejarlas de él.

– ¿Y ese hombre te representa a ti, no? – Por supuesto. Acabo de inventar todo jaja.
– Pero… hay otra historia de la que te puedo hablar. Cecilia, no debería decirte nada pero…

– ¿Qué pasa?

– Me pareció ver a un viejo amigo.

– ¿Quizás al enfermizo de Billy Nakamuro? Jaja

Tuve que romper nuestro pacto, Alex. Le conté lo que le estaba pasando a mi cuerpo. Le hablé de Ricardo. Ella no creyó en mis palabras. Luego decidimos que seguiríamos hablando 3 días después en una especie de cita. Yo: Me preguntó por qué le contaba eso.

Billy: ¿Por qué volviste?, Jack

Yo: ¿Por qué estás tan serio? Te ves algo demacrado.

Billy: Algunos tenemos que estudiar hasta la madrugada.

Yo: No, no parece ser eso. ¿Por qué me estabas vigilando?

Billy: Siempre lo he hecho. Alguien debe cuidarte, viejo amigo.

Yo: No me llames así. No pareces ser la misma persona.

Billy: Todos cambiamos, Jack. Los humanos no son eternos, ¿cierto?

Yo (empujando a Billy contra la pared): ¿Quién eres?

Billy (con mi brazo en su cuello): Creo que no es la manera de tratar a tus amigos. Me estás haciendo daño.
 

Lo solté después de un rato. Había algo extraño en él ciertamente. Pero comprobé que era él aunque sus palabras se me seguían haciendo sospechosas. “¿Qué pasa con Cecilia? ¿Acaso le falta fe en tus palabras? ¿Acaso no puede creer en El absurdo? ¿Recuerdas las palabras de Soren Kierkegaard, cierto?”. Sus palabras pretendían herirme pero yo estaba listo para abrirle el abdomen si era necesario. “Hice de todo para que Aníbal no tomara represalias contra ti… digamos que se distrajo con una chica… pero parece que alguien envenenó su conciencia hasta convertirlo en un celoso capaz de pagar una traición con la muerte”. “¿Sabes de su afición por las menores de edad, no? Él conoció a una chica de 17 años. No supo si esconder la relación o enorgullecerse de ella. ¿Por qué habría culpa en su mente si la ama? ¿O quizás sus intenciones eran otras?”. “¿Era quizás que solo quería arrancarle su virginidad? ¿O realmente la amaba? Su rostro lleno de dudas era algo digno de ver”. “Pobre Aníbal. Lo hubieras visto. Hubieras visto el momento en el que entendió los peligrosos de su relación… y todo gracias a un amigo que se preocupa por él”. “¿Pero te imaginas qué puede hacer Aníbal si la chica comete infidencia? ¿Qué es lo peor que puedes imaginar?”. “Vamos, Jack, es momento de que especulemos. A mí se me ocurren cosas muy interesantes”. Decidí callarlo pero cuando volteé él ya no estaba.

Hoy en la mañana vi recuerdos de Cecilia… recuerdos hermosos. Si fue más que un sueño mío, ¿por qué yo no aparezco en ellos? ¿Por qué no puedo encontrarme? Solo puedo verla reír al lado de otras personas. Debería sentirme más feliz que despreciado… quizás no la amo como creo. Es más fácil decir que se cree en el amor que no espera nada… no tengo la valentía para amar de esa manera. ”
 

Epílogo: otro intento fallido
 

Ella ya no estaba.
 

Jack habló con ella por última vez esa tarde. Al hospital acudió Ricardo Ortega. Luego el cuerpo desapareció. No había familiares que lo lloraran y Cecilia le dio ahí mismo el último adiós. Conversaron muy brevemente. Jack no quiso o no pudo decir mucho. “Espero que mi alma se encuentre con lo infinito… no sé a dónde voy. Si tengo suerte, podré esperarte. Allá no importará la prisa ni la demora porque nuestro amor será eterno y absoluto.”. Era la primera vez que una manifestación de fe me parecía auténtica. ¿Jack la seguiría amando cuando su existencia quedara reducida a unos simples recuerdos? Comprendí que la voluntad de Jack era muy fuerte. Me prometí que protegería a Cecilia de alguna forma.

Había sido todo un fracaso. El cuerpo de Jack no había sido capaz de soportar aquel procedimiento. Ahora era yo quien debía tomar su lugar. Debía reunirme con Ricardo. Aún tenía pendiente dos mensajes de Jack.
 

Llegué muy temprano. Lo encaré. Estaba listo para que todo inicie. Era la primera vez que los veía reunidos. Ahora sé que no estábamos completos. Ricardo Ortega hizo pasar a Billy Nakamuro. Este último parecía mirar a ninguna parte. “Ahora puede hacer lo que quiera. Ya hizo su parte. Jack vino por su propia voluntad y tú ahora haces lo mismo. Alex, asegúrate de que Billy no recuerde nada. Nosotros ya nos encargamos de Cecilia. Creemos que tú sí podrás soportarlo pero… no te podemos dar garantías. ¿Estás listo para su resurrección? Conocimiento, poder… esa es mi promesa”.

Jack… fue la última vez que lo vi. Ahora cumpliría el destino que su cuerpo no le permitió. Miraría a través de sus recuerdos y los de Él