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-El otro lado- 2014 Octubre: 6 (“Reboot”, cap24)

Reboot

cap24

 

-El otro lado- 2014 Octubre: 6

bandera negra

 

6 de octubre del 2014

 

Me sigo preguntando si este mundo es tan real como el otro. Reviso todos los días si sigo en el mismo o si he saltado a otro: el devenir histórico sigue siendo igual de ajeno. Cada día mi conciencia está más atada a este cuerpo. Ahora puedo actuar pero mis fuerzas son limitadas. Hace días discutí con Ricardo. No parece ser Zugasti. Aún así está lleno de emociones retorcidas. Planean asesinatos selectivos y yo soy quien decide los que serán incluidos o excluidos de la lista.

 

Todos los miembros del partido son humanos ordinarios. Todos son, como Zugasti alguna vez dijo, instrumentos ciegos de su propia destrucción. ¿No hace falta entonces que unos monstruos le susurren a la humanidad? Ahora tengo el control de Alex y debería renunciar al partido pero sus memorias no me permiten abrazar la justicia. Su voluntad es más fuerte que la de Jack. Aún piensa en esas personas. Aún cree que sigue el camino correcto. Aún ama a estas pocas personas.

 

Estos recuerdos ajenos son muy persistentes.

 

Mis palabras quieren dejar de ser distantes. Quieren decirte cuanto te amo.

Este es el camino que he elegido y debo apartar a todos los que amo de él.

 

Mi conciencia se desvanece cuando él piensa en esta persona. ¿Está realmente Alex convencido de que una guerra civil es inminente? Puedo descubrir sus dudas. No las puede esconder de mí. Jack también tomó un sendero oscuro. Pero Alex lo hizo por amor. Jack solo quería distraerse de su sufrimiento. Hay inocencia en Alex. Quizás por eso mi alma sí es compatible con él. Quizás por eso no siguió el destino de Jack. Su cuerpo estaba ya demasiado manchado con el pecado. Su muerte fue monstruosa. Hace dos años incluso su cuerpo fue víctima de sacrilegio. Jack no forma parte de los recuerdos de este Alex. Pero en su mente vive Luis. Él es distinto en este mundo. Ha sufrido de maneras que me hacen quererlo y considerarlo un hermano. Su destino también está marcado por la angustia. Pero parece resurgir de ese pozo de estiércol en el que se estaba ahogando. Es un sobreviviente como yo. El 8 de octubre… este miércoles me citó a una especie de ceremonia. Soy, según sus palabras, alguien que lo ayudó a salir de ese pozo. Fue hasta hace poco esclavo de su propia arrogancia. Pero también dijo que me mostraría algo relacionado al partido. ¿Acaso él también emprendió ese camino? ¿Combatirá a mi lado? ¿O ha decidido detenerme? ¿Es un enemigo o quiere que el alma de su amigo no cargue con todos esos pecados?

 

– “¿Cómo vas con esa investigación? ¿Sigues ahí?, Alex. ¿Alex?”

– “Perdóneme”

– “¿Cómo va la investigación?”

– “Las tribus siempre son bastante pintorescas. Siempre hay algo que ver debajo de tanto aburrimiento”

– “ ”

 

– “…y con los años siempre es más fácil reunir datos”

– “Nunca entendí tu sentido del humor. Espero que estén más concentrados a la hora de condenar que a la hora de buscar al topo”

– “Sí… viene siendo un gran problema”

– “¿Te parece esto más escandaloso que lo de julio?”

– “No tengo una tragedia favorita”

– “Bien, creo que ya te dije todo lo que tenías que saber. Los explosivos se detonarán en la fecha indicada. Luego se podrá acusar a los policías de malas prácticas. O incluso a los comunistas de terrorismo”.

– “Sí…”

– “Ambos son hombres de paja muy adecuados… el partido ni siquiera figurará”

– “Así es”

– “Excepto por la investigación que está haciendo ese topo. Si se nos llega a involucrar… Ricardo puede terminar en la cárcel y los rojos seguirán su camino al poder jaja”

 

Tenía la misión de contactarme con este hombre, pieza importante en el partido fascista. Era un periodista, como tantos otros, encargados de divulgar nuestra versión de los hechos. Ricardo sospechaba que en realidad era un topo. Incluso en el alto mando se decía que era un comunista. Ya habíamos conversado el sábado en la tarde. Recordé que aquella vez estaba a punto de incluirlo en la lista de traidores al partido y a la patria. También tuve un encuentro con un empresario… Él sí fue incluido en la lista.

 

Dejé el apartamento del presunto topo. Él insistió en acompañarme. Hablamos nimiedades en el ascensor. Algo sobre sus gatos. Luego nos despedimos y me senté en un gran parque al frente de su edificio. Era el llamado “Campo de Marte”. El punto donde todo iniciaría. Decidí no incluirlo en la lista aunque era evidente que solo estaba de infiltrado. Todas las palabras que recordaba de ambas conversaciones me lo indicaban. Pero había cierta complicidad conmigo. Era extraño. No podía hacer más este trabajo luego de entregar la vida de ese otro hombre.

 

 

Julián Arana, el séptimo / Alex Aguilar