MI POSTURA RESPECTO A LA UNIÓN CIVIL IGUALITARIA
Mi nombre es César Oncoy, soy gay y libertario (http://es.wikipedia.org/wiki/Libertarismo). Quiero manifestar mi postura como libertario respecto al tema de la unión civil igualitaria (aclaro que algunos fragmentos del texto son copy-paste para reforzar el sentido de lo que quiero expresar).
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El matrimonio (y/o unión civil) es una restricción; no un «derecho». Si mi esposa compra un automóvil con su propio dinero, según las leyes de California, automáticamente yo soy dueño de la mitad del mismo, esté o no esté mi nombre en el título. Sea la ley buena, mala o indiferente, es una limitación de nuestra libertad para disponer de las cosas como nos parezca. Esta es sólo una de las muchas decisiones que las leyes matrimoniales sacan de nuestras manos.
Invocar la igualdad de derechos en el campo de uniones gays (o «igualitarias») es una tontería, porque las condiciones desiguales permiten derechos específicos para cada una: el de pasar revisiones ginecológicas periódicas, por ejemplo, corresponde a las mujeres pero no a los varones”. No se pueden reivindicar derechos iguales porque los que corresponden a homosexuales y heterosexuales, lo mismo que a mujeres y hombres, son diferentes y propios.
Sin más rodeos: no existen derechos de los homosexuales ni de los heterosexuales, como tampoco se puede hablar de derechos específicos de la mujer o del hombre como género, y menos aún del derecho de contraer matrimonio o el de formar una familia.
El periodista norteamericano Andrew Sullivan, que se declara homosexual y defiende la unión civil entre personas del mismo sexo, aplica la lógica más aplastante al afirmar que cuando el Estado ampara el matrimonio, más que reconocer derechos, obliga a sus protagonistas a una serie de deberes referentes a la convivencia, al reparto solidario de los bienes, al cuidado mutuo e incluso a la fidelidad y a la monogamia. En este sentido, Douglass North define las instituciones como el conjunto de restricciones diseñadas por los humanos para dar forma a la interacción humana.
El concepto de familia «tradicional» es cuestionable en ciertos aspectos (a la familia como una institución a menudo alienta el colectivismo y el altruismo (entendido como autosacrificio y negación de preservarse uno primero lo que en sistemas colectivistas es calificado como «Malo»), Sin embargo, la familia también es una institución central de la cultura, gracias a la cual las reglas de la justa conducta son transmitidas de generación en generación. Sin embargo, los sistemas éticos del siglo XX intentaron inapropiadamente extender el colectivismo y el altruismo de la familia a una escala social, esto dio resultado el Estado de bienestar (capitalismo mixto de subsidios «sociales» y altos impuestos, y altamente proteccionista y contrario a la privacidad y derechos individuales bajo el lema de «seguridad»).
El matrimonio/unión civil deba separarse del Estado, no debe ser regulado por el Estado. Argumentos de Affirmative Action para normar y brindar «derechos» a ciertos colectivos como gays, mujeres, etnias, lesbianas, etc no son el enfoque correcto. Ni siquiera se debe normar para preservar cierto estándar y orden social-como le encantaría a los conservadores sociales y religiosos- (heteronormativo o de familia nuclear). En el plano de leyes se tiene que ser lo mas técnico, genérico, abstracto y enfocado en el individuo. ¿Por qué?. Simple: Todos los «derechos» están englobado en los derechos individuales que son derechos de propiedad (leer: http://www.enemigosdelestado.com/los-derechos-humanos-como-derechos-de-propiedad-murray-rothbard/).
Discriminación positiva también es discriminación (cuotas de género, tenencia de hijos por la madre, prohibición de que los empleados no empleen a alguien por algún criterio que la corrección política considera «discriminador», etc).
No se debe normar lo social y cultural (o se debe procurar normar en lo más mínimo). Las normas sociales y valores son una cuestión de convergencia y negociación pero en un orden monopolizado por el Estado, la religión o un basamento de «orden social» se impone un estándar en que la capacidad de negociacion de los miembros de una cultura/sociedad (monocultural o multicultural) son mínimas y casi cero.
Temas como reconocer el amor entre dos hombres, mujeres, etc son temas de sentido común, racionalidad, y evolución cultural que algún estúpido puritano no los entienda, no debe afectar a la libertad de asociación de individuos con intereses comunes.
El Estado tiene una manía y hambre de querer regularlo todo y crear leyes interminables para cada tópico de la realidad, incluido estos temas, pero en la práctica genera polarización (homofóbicos culturales -lobby integralista- vs LGTB+ activistas de affirmative action e igualitaristas -lobby «gay»-).
La unión civil corriente (entre heterosexuales) es cuestionable dado el monopolio legal del Estado. Hay que replantear el tema de como construye la normatividad el Estado. Con la unión civil bajo monopolio legal del Estado, en cierta forma se privilegia un estándar de unión (es decir en cierta forma se segrega) frente a otros estados de no unión civil (concubinato, relaciones temporales, sociedad de amigos, poliamor, relaciones abiertas, etc.) y esto no conviene ni a heterosexuales ni a gays ni a bisexuales ni a nadie.
Fuentes de donde extraje algunos copy/paste:
http://www.ilustracionliberal.com/25/derechos-instituciones-y-orden-espontaneo-el-matrimonio-homosexual-fernando-serra.html
http://www.liberalismo.org/articulo/294/53/derecho/matrimonio/homosexual/