– La juventud ha sido aborregada.
Soy el rebelde de los Miro Quesada. Drogadicto, blasfemo y honesto. Hace poco me preguntaron cómo sería «El Comercio» si encarnara en un ser humano. Respondí que sería un hombre viejo pero alegre, risueño pero hipócrita, tradicional pero inescrupuloso. Un hijo de puta. Y eso que no me preguntaron por la revista «Somos», ese diario escrito por izquierdistas que publican a favor del lobby gay y el libertinaje.
Es común que los jóvenes sientan que no son manipulados por la prensa tradicional. Es que no la leen. Prefieren medios alternativos. Pero es igual. El marxismo cultural ya está instalado en sus mentes. Pasemos a hacer un experimento. Joven, ¿diferencias sexo de género? ¿Y de orientación sexual? Esta es una teoría del marxismo cultural. La cual dice que uno puede ser mujer (cuerpo femenino) pero sentirse hombre (género) y tener una tendencia a la bisexualidad. Y así. Uno puede combinar. Pero esto que es meramente descriptivo (como quien analiza algún desorden) parece volverse algo normativo. Y ahora es aceptado como lo correcto. O sea, que en todos pasan. Así no es. Pero nadie se pone a meditar sobre el asunto.
La teoría queer dice que la sexualidad es una construcción social. Y propone que «heterosexual» y «homosexual» son meras etiquetas. Lo peor es que niega la sexualidad natural. Y ahí se derrumba. O sea, esa mujer en cuerpo femenino no se vería definida por su cuerpo sino por su deseo de ser lo que quiere. ¿Por qué? Respondería que la sexualidad natural es una tontería, que no existe, que «hombre» y «mujer» son etiquetas inexactas. A investigar, izquierdistas del nuevo amanecer. A ver si siguen creyendo que no son manipulados. A ver si encuentran sustento científico…
El Miro Quesada rebelde