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Testigos verosímiles y «el titiritero» («Anécdotas», 2)

-Revelación del método.

titiritero

Por Aníbal

 

Admito estar cometiendo una especie de suicido. No es complicado darse cuenta quién soy. No estoy tan oculto. Día tras día me ocupo de arrebatarle información a personajes con cierta relevancia en esta sociedad. Técnicamente eso califica como periodismo, ¿no? Pero no lo hago personalmente. Tengo unos amigos que actúan con bastante libertad. Ellos no son las marionetas. «El titiritero» es quien lideró la operación encubierta en la que trabajé (por decirlo de algún modo). Como no puede dar nombres de nada (como es obvio), me limitaré a decir que todo método de desprestigio debe ser probado previamente. En cierto país, se inventó una curiosa fábula. Se necesitaba un héroe contra el terrorismo. Alguien en quien confiar. Para eso se trabajó con un agente encubierto en un grupo terrorista. Él le envió una carta donde le advertía que sería asesinado. El periodista, por supuesto, se convirtió en el héroe mediático que se necesitaba.  En este país se necesitaba un héroe así. Yo sugerí un método y lo aceptaron casi a rajatabla. Nuestro héroe sería «secuestrado». Por supuesto, todo se trató de un montaje. Obtuvimos al héroe que se necesitaba en ese momento.

 

Sé de buena fuente que «El titiritero» está buscando la creación de un nuevo héroe. Ya no conozco la agenda que maneja el grupo al que sirve. Así que me preocupa. Para que haya un héroe, alguien debe ser desprestigiado. Ahora den un vistazo al contexto actual. Vayan sacando cuentas de quién es la cabeza de turco para la concepción de tamaño héroe. ¿Un político? ¿Un activista? No diré más. Este mensaje tiene como destinatarios a las personas correctas. ¿Mis intenciones? Silencio por silencio. Dejo el tema acá y ustedes dejan de fisgonear a nuestro alrededor. Ese es el trato.