por C.
La caída del héroe es un tópico bastante usado. Pero acá se agradece. Descubrimos que el patriarca de los Iglesias no es un hombre que roza la perfección (por fin). Hay mucho drama en estos nuevos 10 episodios. ¿Hace falta el humor tonto del Chava estúpido o las idioteces del Potro? Si es lo que te atrajo de la serie, sin duda extrañarás en demasía esos momentos. Vamos, sí, el Potro era de los más gracioso (su breve aparición lo confirma) . Para contentar a los fans del Chava más básico, se cuela un chiste donde Isabel le dice a su hermano que tiene la cabeza llena de caca. Este le responde que no, que su cabeza está vacía. Y la verdad es que en esta temporada es menos tonto. O simplemente tiene menos dinero para hacer pendejadas. Ya no lo vemos ideando planes ambiciosos (que jamás salieron bien). En lugar de eso debe lidiar con estar a punto de perder todo el legado de su padre. Es alguien más centrado. La serie al inicio juega con la expectativa frustrada. Nos hace creer que habrá un nuevo Aitor, que veremos a los mismos jugadores de siempre. Y nos termina ofreciendo algo distinto. Se nota el cambio.
Lo peor:
El vínculo entre fútbol y política es interesante, pero se muestra como una mafia nada sutil. Es verosímil que haya sujetos que controlan una liga. ¿Pero al punto de decidir quién va a segunda división o quién asciende? Nada de eso era creíble antes, pero no importaba. Ahora que la serie tiene un tono más realista, se hace extraño. O sea, hay que dar por sentado que son un grupo casi omnipotente. Quizás se aborde en la cuarta temporada. Si Chava pudo ser gobernador, ¿por qué no puede postular o postularse para tener relevancia en la Federación mexicana? Tampoco es creíble el personaje del empresario Cantú. Es divertido que sea una carícatura de un padre sobreprotector, eso sí. Pero lo que no cuela es el personaje del periodista. ¿Se supone que es una parodia? Muy básico es personaje (y quizás por eso entretetiene).
Lo mejor:
La historia. Quitando todo los puntos inverosímiles, estamos ante la temporada más sólida en cuanto a guion, es coherente, se sostiene. Casi todo tiene sentido. Chava a gobernador es algo desternillante y se sostiene en que necesita ganar esas elecciones para recuperar su estadio. Moises brinda la emotividad del hombre redimido. Se convierte en lo que siempre odió, desprecia a sus compañeros, a su técnico. Se cree por encima de ellos solo porque es seleccionado mexicano. Pero lo pierde todo y decide, por fin, colaborar con su equipo (un montón de “pechos fríos” liderados por un jugador que estuvo dispuesto a morir por la victoria). Y es que “el zombie” nos da también buenas dosis de la emotividad que siempre buscamos los amantes del fútbol.
Siempre digo que es mejor retirarse en un buen momento. No espero nada de la cuarta temporada. Y por eso mismo sería genial que me sorprendieran
Tercera temporada: 8,5/10