En esta Segunda Ola, fueron determinantes (Tanto para el nuevo; Movimiento de Liberación de la Mujer como para el feminismo posterior) figuras como las de Betty Friedan, Kate Millet, Shulamith Firestone y, cuando no; la filósofa francesa Simone de Beauvior. Es imprescindible hacer una superficial descripción del pensamiento de cada una:
Betty Friedan; es la figura central del así llamado, feminismo liberal estadounidense. que sostiene que la mujer puede alcanzar y preservar su igualdad ante el hombre a través de sus propias acciones y decisiones, siendo el único impedimento de dicha igualdad la existencia de prejuicios machistas relacionados a la presunta inferioridad física e intelectual, del género femenino, que desembocan en […] un conjunto de restricciones de costumbres y legales que bloquean su entrada y el éxito en el llamado espacio público«. En ese sentido, su lucha es muy cercana al feminismo de la Primera Ol,; al basarse en la búsqueda de la reforma político-legal en beneficio del género femenino. Friedan, en particular; aportó a este sistema ideológico en su libro, La Mística de la Feminidad, cuya tesis central es que las mujeres, dado que constituyen su psique en torno al hilo de sus relaciones sociales culturalmente establecidas, deben enfrentar lo que ella bautiza, «el problema que no tiene nombre»; una virtual alienación manifestada en autodestructivas patologías como ansiedad, alcoholismo, desmedido deseo sexual, neurosis, o incluso suicidio, propiciadas por la imposición de estereotipos que en la sociedad estadounidense de la posguerra relegaban a la mujer a su papel de esposas y madres ajenas a todo lo que ocurriera fuera del hogar. Esta tesis es una de las bases de la filosofía feminista moderna, pese a no haber sido Friedan filósofa.
Simone de Beauvior, por su parte, es infaltable en cualquier análisis del feminismo que se precie de serlo. Filósofa, escritora, docente, amante de Jean-Paul Sartre…aunque creo que no viene [del todo] al caso, analizó los problemas de las mujeres desde una óptica existencialista, creando en el proceso una forma de relativismo cultural conocida por todos los que hayan estudiado, aún sin mucha profundidad, el feminismo moderno: La idea de que la mujer y el hombre, son construcciones sociales. En su obra El Segundo Sexo, de 1949 (Un monumental análisis de la evolución de la situación del sexo femenino a lo largo de la Historia), Beauvior sostiene quem, «la mujer», o mas bien, lo que se entiende por mujer (Bonita, coqueta, cariñosa), es producto de una asignación cultural de roles otorgados por la sociedad, siempre en relación a una función específica (Madre, hermana, esposa; etcétera), y no producto de algún caprichoso determinismo genético. Para esto, a lo largo del millar de páginas del libro; expone una vasta cantidad de registros desde lo psicoanalítico hasta lo histórico, lo biológico, e incluso lo marxista. Siendo así, el objetivo de las mujeres es reconquistarse a sí mismas; para poder así crear una identidad propia y desde sus propios criterios. Es importante aquí hacer un paréntesis: Cuando Beauvior dice que la mujer es una construcción social, no se refiere al concepto biológico de, sexo femenino, sino a una noción mucho mas amplia que sería desarrollada y sostenida por el feminismo a partir de ella: La del género. En el pensamiento feminista, el concepto de; «género»; se refiere a la división de funciones y comportamientos que las sociedades establecen para el sexo masculino y femenino.
El ser humano, considera Beauvoir, no es una «esencia» fija sino una «existencia»,»proyecto», «trascendencia», «autonomía», «libertad»; que no puede escamotearse a un individuo por el hecho de pertenecer al, segundo sexo. La idea fundamental de El Segundo Sexo, es hoy asumida por millones de personas que no han leído esta obra ni han oído hablar de ella y sus principios han sido incorporados a las políticas de igualdad europeas y han dado lugar a los estudios feministas y de género de centros universitarios de vanguardia.
Expresó en los términos de la filosofía existencialista todo un ciclo de reivindicaciones de igualdad de las mujeres que comienza con la Ilustración, y lleva a la obtención del voto y al acceso a la enseñanza superior.
Tuvo también un papel determinante en la legalización del aborto en Francia. Con Gisel Halimi (Abogada feminista fundó el movimiento Choisir y fue una de las redactoras del Manifiesto de las 343 -firmado por mujeres de la política, la cultura y distintas áreas de la sociedad francesa como la escritora Marguerite Duras o las cineastas Françoise Sagan, Jeanne Moreau y Agnes Vardà reconociendo haber abortado- publicado el 5 de abril de 1971 por la revista Le Nouvel Observateur.
¿Otros datos interesantes sobre su filosofía y pensamiento? Pues sí: Entre otras cosas, Simone de Beauvior realizó durante la ocupación alemana de su natal Francia (Y en obvia discordancia con su ideario), un trabajo que la feminista Ingrid Galster, muy a su pesar; calificó de colaboracionismo sutil, al trabajar en Radio Vichy, la portavoz oficial del supuestamente neutral gobierno de Philippe Pétain, pero que tras la guerra se reveló como un auténtico hervidero de propaganda nazi. Mucha gente podría argumentar que, así como muchos autores fueron forzados a colaborar con los regímenes dictatoriales de Europa Oriental. Pero los manuscritos de De Beauvior analizados por Galster; revelan algo muy distinto. En principio, De Beauvior ya era miembro del sindicato de funcionarios públicos, por lo que perfectamente podría haber escogido un empleo en un ayuntamiento. Pero tuvo que elegir un empleo distinto a la enseñanza porque su carrera como profesora estaba acabada (Pese a que poseía la cualificación y el prestigio necesarios para enseñar, ya que había sido la segunda mejor estudiante doctoral de su generación, solo por detrás de su amante Jean-Paul Sartre). Esto; tal vez podría hacer de su colaboracionismo algo mas virtuoso, de no ser por un detalle: Los motivos por los que ya no podía dar clase estaban relacionados con la pedofilia y con Jean-Paul Sartre. En 1943, Simone de Beauvoir fue despedida por comportamientos conducentes a la corrupción de un menor.
Una vez más, los apologistas de De Beauvoir se apresurarán a decir que el incidente de 1943 fue un hecho aislado, o que, como me llegaron a decir una vez, fue un hecho inventado por la persecución nazi; que no podía soportar que fuese una mujer marxista, independiente; y empoderada. Pero nada más lejos de la realidad.
El interés sexual de De Beauvoir por los niños es un tema recurrente en su vida. Estuvo entre los primeros filósofos que intentaron unificar el género literario que había comenzado en la década de 1930 (Y que perduró hasta la década de 1980 en la Europa occidental), de la pedofilia pedagógica femenina. Intentó llevar a cabo esta unificación en su ensayo Brigitte Bardot y el síndrome de Lolita, publicado por primer vez en la revista Esquire en 1959, y republicado en multitud de ocasiones hasta mediados de la década de 1970. En dicho ensayo, De Beauvoir glorifica el aspecto físico infantil de Brigitte Bardo, que retiene la inocencia perfecta inherente al mito de la infancia, y después la presenta como un Houdini para las niñas, que las empoderará y liberará de las cadena con las que estaban subyugadas.
El ensayo de 1959 no fue más que el principio. En 1977, De Beauvoir, junto con la mayor parte de la intelectualidad marxista francesa firmó una petición exigiendo nada más y nada menos que la legalización de la pedofilia, y la puesta en libertad inmediata de tres individuos que cumplían largas sentencias de prisión por abusar sexualmente de varios niños y niñas de entre 11 y 14 años. La petición, firmada entre otros por De Beauvoir y Sartre, se publicó en Le Monde, y entre otras cosas, decía lo siguiente:
Así que, en opinión de De Beauvoir, los niños de 11 años de la Francia de finales de la década de 1970, eran seres sexuales. Dado que a esa edad la pubertad no se producía ni se produce en la mayoría de niño, me parece justo considerar que De Beavoir estaba haciendo un alegato en favor de la pedofilia, independientemente de la definición de la palabra que se elija.
La petición de 1977 desencadenó un gran debate a nivel social en Francia sobre la edad legal de consentimiento sexual; un debate que el bando de los abolicionistas (Del que formaban parte De Beauvoir y su amante), consolidaron en el Front de libération des Pédophiles (FLIP, Frente de liberación de los pedófilos); y cuyos propios miembros explicaron claramente sus intenciones en un debate por radio en abril de 1978 en Radio France Culture. El FLIP sería recordado como pionero en las filas del movimiento pedófilo francés, aunque la propia organización no durase mucho por desavenencias internas.
Aparte de De Beauvoir y Sartre, hubo otras personas involucradas en la defensa de la pedofilia en esa época, incluidas personas que terminaron gobernando los destinos de Francia. Por ejemplo, Bernard Kouchner y Jack Lang, que fueron respectivamente ministro de Sanidad y de Educación (!) a principios de la década de 2000, en la primera legislatura de Jacques Chirac.
Todos estos hechos convierten a De Beauvoir, ya no en una apologista de la pedofilia, sino en una defensora activa. Sin embargo, lo que la convierte en corruptora fue su actividad, durante la cual reclutaba alumna, abusaba de ellas y se las pasaba a Jean-Paul Sartre, a veces por separado y a veces en un ménage à trois integrado. El Telegraph escribió lo siguiente en una reseña del libro de Carole Seymour-Jones Simone de Beauvoir? Meet Jean-Paul Sartre, un libro que analiza la relación de De Beauvoir con Sartre:
Durante largos períodos, la pareja se convertía en un “trío”; aunque ese acuerdo rara vez le iba bien a la ter}cera parte: Al menos dos de las antiguas alumnas de De Beauvoir acabaron siendo amantes suyas, después de Sartre; para que después la pareja cerrase filas una vez desaparecía la diversión […]
Para Seymour-Jones; los romances de De Beauvoir con sus alumnas no eran de origen lésbico, sino pedofílico: Las estaba preparando para Sartre, una forma de abuso infantil.
Para De Beauvoir (Al igual que para Sartre), la edad daba igual, siempre que las compañeras fuesen más jóvenes que ella y que Sartre. A la eminente feminista ni siquiera se le pasó por la cabeza la posibilidad de estar haciendo daño o abusando sexualmente de otros, porque pensaba que “preparar” a las niñas para que Sartre les arrebatara su virginidad (en palabras de Sartre, no mías), era en sí un acto de empoderamiento sexual para esas niñas.
Por supuesto, no debemos equivocarnos: De Beauvior no tenía en alta estima a la mujer media de su época. En El Segundo Sexo, considerado por las feministas como sorprendentemente fresco, nos dice sobre la mujer casada que se alimenta de él [esposo] como un parásito, pero un parásito no es un maestro triunfante. Más de 25 años después, en 1975, en un diálogo con la ya mencionada Betty Frieda, De Beauvoir aclararía su posición más allá de toda duda. En un debate sobre la manera de compensar a las madres que se quedan en casa y cuidan de los hijo, De Beauvoir respondió de manera inequívoca, «No, no creemos que ninguna mujer deba tener esa opción. Ninguna mujer debería estar autorizada a quedarse en casa y criar a los hijos. La sociedad debería ser completamente diferente. Las mujeres no deberían tener esa opción, precisamente porque si existiese, demasiadas mujeres la elegirían. Es una manera de obligar a las mujeres a ir en una dirección concreta.»
¿Entendido? A ojos de esta eminente feminista, las mujeres son criaturas inertes, incapaces de decidir lo que les conviene como adultos responsables. De hecho, únicamente Simone de Beauvoir y su ideología marxista feminista saben lo que es mejor para ellas. Por lo tanto, ninguna mujer debería estar autorizada a elegir nada que contradiga a De Beauvoir.
Durante el mismo diálogo. dice algo todavía más claro.
En mi opinión, mientras la familia, el mito de la familia, el mito de la maternidad y el instinto maternal no sean destruidos, la mujer seguirá estando oprimida.
De hecho, el odio de De Beauvoir hacia la maternidad y las madres en general es muy evidente a lo largo de todo el libro. Veamos algunos ejemplos:
[La madre] es planta y animal, un conjunto de coloides, una incubadora, un huevo; asusta a los niños a quienes les preocupan sus cuerpos, y provoca la risa contenida en los hombres jóvenes porque ella es un ser humano, conciencia y libertad, que se ha convertido en un instrumento pasivo de la vida.
Las madres, ya lo veremos, son ciegamente hostiles a la liberación de sus hijas y, más o menos deliberadamente, se esfuerzan por atemorizarlas todavía más; para el niño adolescente, los esfuerzos por volverse hombre se respetan, y se le dan ya mayores libertades. A la niña se la obliga a quedarse en casa, sus actividades externas son supervisadas.
Pienso tratar todo esto mas adelante (Junto con algunos detalles que se le escapan a la señora), pero por lo pronto, me gustaría atender al contexto en que la frase se dijo: Según De Beauvior; el hecho de que algunos padres no permitiesen que sus hijas salieran después de cierta hora, en la Francia ocupada por los nazis, en medio de la Segunda Guerra Mundial, constituye opresión. Y recordemos que De Beauvoir se queja de esto (Y existen serias dudas de que fuese algo generalizado) mientras niños de 13 y 14 años luchaban en la guerra, entre otras cosas, para que ella estuviese a salvo y pudiera escribir filosofía y propaganda para el régimen nazi, un régimen que también tenía a niños de 14 y 15 años en sus filas.
La siguiente en escala de radicalidad, es Kate Millet. Su tesis central, es que ni el patriarcado (Como el feminismo y la sociología bautizan al sistema de poder masculino), ni los papeles ni posiciones sociales derivan de la naturaleza, no existiendo diferencias psicológicas entre los sexos, en ningún sentido. Esta autora expone sus políticas en la obra, Política Sexual (La primera tesis doctoral sobre cuestiones de género), dividida en tres partes: La primera gira en torno a la tesis de que el sexo posee un acto carácter político, oculto la mayoría de las veces. La segunda, es eminentemente histórica. y en la tercera, se centra en una crítica de los autores de la época. Así, en relación al carácter político del sexo, Millet centra su análisis, además de en el control cultural que la civiliización masculina de los medios de dominación (Jurídico, económico, fuerzas militares y policiales; etcétera).
Otra obra relevante de Millet; es «The Loony-Bin Trip» (1990), en que trata la historia de su trastorno bipola, describiendo experiencias en hospitales psiquiátricos y su decisión de suspender su terapia de litio. De hecho, en uno de sus episodios solicitó vigilancia permanente debido a su (Según ella misma) incontrolable tendencia al suicidio.
En efecto, en este nuevo modelo social, en el que las máquinas monopolizarían el trabajo y los humanos se dedicarían casi exclusivamente al ocio y al placer, la familia sería reemplazada por organizaciones mas amplias, en que convivirían varios adultos encargados de criar a los niños por un brevísimo período de tiempo; y en el que ellos mismos serían parte activa del contacto sexual. Estas «familias»; serían temporales y dinámicas y sus miembros se rotarían de forma permanente y en función de sus deseos.
Para contrarrestar el argumento naturalista de sus contendientes; parte de su admirada Simone de Beauvior al afirmar que lo natural; no necesariamente es un valor humano.