La ideología de género (En términos académicos; Teoría Queer), se refiere a la postura científico-filosófica que sostiene que, lejos de tener esencias propias, la actividad e interpretación son productos puramente culturales, sin haber factores biológicos influyendo en su desarrollo.
En el capítulo anterior; tratamos la historia y características principales del feminismo de Tercera Ola. Consciente de que este tema en particular sería increíblemente denso; opté por dejarlo como tema aparte; y he ahí el origen de este escrito.
Hagamos un repaso: El primer antecedente ideológico claro de esta ideología es la feminista Simone De Beauvior, tratada en detalle en su vida y obra en este artículo.
El gran aporte de De Beauvior al pensamiento feminista, fue el concepto de género, cuyo contenido se expresa muy bien en la frase «no se nace mujer; sino que llega una a serlo». ¿Y qué es esto del género? Esencialmente el conjunto de roles y caracteres artificiosos concedido a cada sexo biológico que condiciona la libertad de los individuos; pecado mortal en el existencialismo de De Beauvior. En su opinión el carácter de prohibido de la pedofilia, la homosexualidad o el lesbianismo, está relacionado no con su carácter moral, sino por interés de la clase dominante de la Historia (Los hombres), a la par objeto y sujeto constructor de estas limitaciones, siendo este también una víctima de los complejos sistemas ideológicos derivados del interés de sus antepasados.
El siguiente gran hito en la historia de este concepto, es la norteamericana Kate Millet, quien afirmó en su obra, Política Sexual; que ni el orden social patriarcal ni el comportamiento de los sexos derivan de la naturaleza, sino que su origen es histórico y cultural; con lo que no existiría ninguna diferencia psicológica real entre los sexos.
“Un examen objetivo de nuestras costumbres sexuales pone de manifiesto que constituyen, y han constituido en el transcurso de la historia, un claro ejemplo de relación de dominio y subordinación […]Se ha alcanzado una ingeniosísima forma de “colonización interior”, más resistente que cualquier tipo de segregación. Aun cuando hoy día resulte casi imperceptible, el dominio sexual es tal vez la ideología más profundamente arraigada en nuestra cultura, por cristalizar en ella el concepto más elemental de poder. Ello se debe al carácter patriarcal de nuestra sociedad y de todas las civilizaciones históricas. Recordemos que el ejército, la industria, la tecnología, las universidades, la ciencia, la política y las finanzas –en una palabra, todas las vías del poder, incluida la fuerza coercitiva de la policía–, se encuentran por completo en manos masculinas. Y como la esencia de la política radica en el poder, el impacto de ese privilegio es infalible. Por otra parte, la autoridad que todavía se atribuye a Dios y a sus ministros, así como los valores, la ética, la filosofía y el arte de nuestra cultura –su auténtica civilización, como observó T. S. Eliot–, son también de fabricación masculina. (…) La supremacía masculina, al igual que los demás credos políticos, no radica en la fuerza física, sino en la aceptación de un sistema de valores cuya índole no es biológica. La robustez física no actúa como factor de las relaciones políticas. La civilización siempre ha sabido idear métodos (la técnica, las armas, el saber) capaces de suplir la fuerza física, y ésta ha dejado de desempeñar una función necesaria en el mundo contemporáneo. De hecho, con elevada frecuencia el esfuerzo físico se encuentra vinculado a la clase social, puesto que los individuos pertenecientes a los estratos inferiores realizan las tareas más pesadas, sean o no fornidos […]Uno de los instrumentos más eficaces del gobierno patriarcal es el dominio económico que ejerce sobre las mujeres […] Ya que en las sociedades patriarcales la mujer siempre ha trabajado, realizando con frecuencia las tareas más rutinarias o pesadas, el problema central no gira en torno al trabajo femenino, sino a su retribución económica”.
-Kate Millet; Política Sexual
Por último, el que para mi es el trago fuerte, Shulamith Firestone. Tras abandonar a sus hijos a raíz de su ninfomanía publica a los 25 años un ensayo de nombre; La Dialéctica del Sexo; en el que realiza una reinterpretación crítica de la utopía marxista a la luz del feminismo radical. Sostiene, además de la típica tesis del género, del hombre y la mujer como construcción social, la necesidad de abolir la reproducción biológica al considerarla la base ineludible de la opresión de mujeres, niños y minorías sexuales; para el posterior establecimiento de un socialismo de Estado en que las máquinas lo harán todo por nosotros.
Así, las familias serían reemplazadas por inestables comunidades con sexo libre…incluso entre niños y adultos; esto tras la abolición conceptual de la infancia.
Habiendo visto algunos interesantes antecedentes intelectuales de esta hipótesis; puede uno ya inferir su contenido.
La Teoría Queer es un conjunto de ideas sobre el género y la sexualidad de las personas que sostienen que los géneros, las identidades sexuales y las orientaciones sexuales; no están esencialmente inscritos en la naturaleza humana, sino que son el resultado de una construcción social y que, como tales, son formas que varían en cada persona y en cada sociedad, estando a su vez ligada a relaciones asimétricas de poder.
En la construcción de los géneros (Equiparados al sexo biológico desde Judith Butler), habrían influido factores de lo mas variados, siendo centrales los intereses económicos y reproductivos del grupo dominante (Los que mas tarde serían los hombres), siendo mas adelante ideológicamente reproducidos hasta aceptarse como naturales.
Siendo esta ideología tan monstruosa y desproporcionadamente compleja para su antigüedad, y con el fin de no acabar con un tratado que podría caber en cincuenta página que no va a leer nadie; prefiero pasar directamente a las ideas principales y el análisis y crítica de la ideología.
Antes; hablaré un poco sobre su teoría principal: Judith Butler. Judía, post-estructuralista; es autora de obras como El Género en disputa: Feminismo y la subversión de la identidad (1990) y Cuerpos que importan: El límite discursivo del sexo
Podríamos llamarla neo-hegeliana; aunque hace mas bien una reinterpretación crítica a la luz de la postmodernidad.
Una de las contribuciones más destacadas de Butler es su teoría performativa del sexo y la sexualidad del género, es decir; que las categorías femenino y masculino, o lo que es lo mismo; los roles de género; son construcciones sociales y no roles naturales. Pero Butler sobrepasa el género y afirma que el sexo y la sexualidad lejos de ser algo natural son, como el género; algo construido. Butler llega a esta conclusión basándose en las teorías de Foucault, Freud; y sobre todo de Lacan [Oooh..Lacan. Jerga matemática mal interpretada y psotmodernismo PURO]. De este último parte al hablarnos de lo «forcluido», es decir; de aquellas posiciones sexuales que suponen un trauma el ocuparlas. Y ante el miedo a ocupar alguna de éstas; el individuo se posiciona en una heterosexualidad falocéntrica, es decir; una heterosexualidad regida por la normativa del imperialismo heterosexual masculino; en la que asumir la sexualidad hetero implica asumir un sexo determinado. La obra de Judith Butler se caracteriza por llevar a cabo revisiones críticas de los posicionamientos teóricos de los feminismos esencialistas para pasar a hablar de identidades nómadas frente a aquellas fijas; así como para plantear nuevas formas de habitabilidad de los cuerpos en la paradoja que se crea entre lo que es la capacidad de acción del individuo y su formación y dependencia con respecto al poder. Lo que Butler se propone es, en definitiva; la desnaturalización de conceptos como sexo, género y deseo; en tanto que son construcciones culturales de normas que violentan a aquellos sujetos que no participan de las mismas. Para subvertir los conceptos que oprimen al individuo; se propone, como opción; la creación de actos performativos en torno a la identidad, es decir; una serie de prácticas paródicas con base en su teoría performativa que acaban creando nuevos significados y se reproducen más allá de cualquier sistema binario.
Judit Butler se hace preguntas acerca de la formación de la identidad y la subjetividad; trazando el proceso por el cual nos convertimos sujetos cuando asumimos el sexo/género, identidades que son construidas para nosotros y, de cierta forma, por nosotros, dentro de las cuales existen estructuras de poder.
El sujeto de Butler no es un individuo sino una estructura lingüística en formación. Dado que la subjetividad no es un hecho y ya que el sujeto está siempre en un proceso interminable de “devenir”; es posible repetir la sujeción en diferentes formas. Butler cree que la subjetividad es una construcción; y el hecho de apegarte a una sola identidad puede llegar a oprimir la identidad misma. La teórica menciona que no hay necesidad de fijar una identidad de una vez por todas [Nota: De esta idea hablaré en futuros escritos. Por lo pronto; me limitaré a decir que es peligrosa; ya que implica la imposibilidad de asunción de roles y la banalización de la identidad. Para mas información; véase Zygmunt Baumann]
Si me tomé el trabajo de hablar de Butler; es por que sus tesis son la mejor expresión de la ideología de género en la actualidad; y por tanto a mejor manera de analizarla.
Habrá quien quiera crucificarme por esto; pero filosóficamente hablando y según mis razonamientos; la idea de Butler tiene su parte de cierta: Partiendo de la idea de que las palabras y los idiomas no son, en última instancia; nada mas que sumas de sonidos asociadas a conceptos abstractos; se concluye pronto que estas no existen fuera de la mente de quien las piensa; y que no están asociadas de forma intrínseca con los objetos o conceptos a los que hace referencia. De esta forma; la manera en que hemos de asociar conceptos a sonidos depende única y exclusivamente de nuestro interés y propósito; con lo que en teoría no hay razón para, por ejemplo; no llamar; «roca» solo a la entidad a la que refiere en el lenguaje; sino también al entorno que la rodea. Del mismo modo; lo que llamemos; «hombre» o «mujer»; depende, en última instancia…de a que queremos llamar hombre y mujer. Podemos circunscribirnos a lo biológico; pero también podemos decir que; «mujer; es quien tiene tales genitales y hace determinadas cosas». Nadie nos lo impide. Pero debemos tener algunos criterios comunes. No se puede jugar al Golf con las reglas del Tennis. Y esto, por supuesto; no implica la inexistencia de bases biológicas para el género…o que todos sean iguales.
Ahora: Si nos vamos a lo psicoanalítico…ahí se pudre todo.
Empecemos por lo básico: El psicoanálisis es una pseudociencia. Por su estructura; sus tesis son increíblemente difíciles de comprobar y las pocas comprobaciones que se han hecho la dan por falsa. Una de ellas; base del pensamiento butleriano: El Complejo de Edipo. ¿Qué es esto del complejo de Edipo? Pues; parte de un mito griego en el que un hijo es abandonado para luego, sin saberlo; matar a su padre y casarse con su madre. La idea central tras este complejo; es la de que todo niño siente atracción sexual hacia su madre; y envidia a su padre. ¿Y (Aparte de lo obvio) cual es el problema con esta teoría? Que no tiene sentido desde la genética.
En Biología; existe algo que se llama Efecto Westermarck; evolutivamente lógico; y muy aceptado. Idea de Edvard Westermarck; sostiene que la falta de atracción sexual hacia quienes se criaron con nosotros es una herramienta de la evolución para evitar la endogamia; capaz de producir complicadas enfermedades genéticas.
La teoría de Westermarck era que el incesto tiende a producir deficiencias físicas y mentales que reducen las ventajas darwininas. Como resultado de los malos efectos del incesto, la selección natural ha favorecido a la gente que siente aversión a reproducirse con sus parientes cercanos. Como no tenemos un medidor de DNA integrado usamos una regla que funciona el 99% de la veces. No te casas con la persona con la que pasaste tu infancia. De ahí el tabú del incesto.
Esto no significa que nunca ocurra el incesto o que siempre se de el efecto entre familiares cercanos. Si alguien paso su infancia con una hermano adoptado no se va a sentir atraído a él; aunque sus hijos salgan normales. Si dos hermanos fueron separados desde la infancia su vida se puede convertir en una tragedia griega. Pero en 99 de cada 100 veces funciona. De hecho no somos la única especie que muestra aversión a tener hijos con familiares cercanos. Hay mucha evidencia para el efecto de Westermarck.
Lo interesante es que la teoría de Westermack predice que si ocurre el incesto, va a ser entre padre e hija. Primero porque para el padre ya terminó el periodo donde la familiaridad resulta en aversión sexual y segundo porque los hombres son los que usualmente toman la iniciativa sexual. Esta es la forma más común de incesto. Tal y como lo predice el efecto Westermarck. Otro ejemplo del efecto Westermarck es en Taiwan, donde a veces la gente adoptaba y criaba a las futuras esposas de sus hijos desde una temprana edad. Muchas mujeres hasta amamantaban a sus futuras nueras. La mayoría de estos matrimonios eran un fracaso.
Pero hay mas. Las tesis del psicoanálisis son ajenas a la psicología, la antropología; y la biología; y a menudo incompatibles con ellas. Por ejemplo; el psicoanálisis es ajeno a la teoría del aprendizaje, el capitulo más adelantado de la psicología. La hipótesis de una memoria racial inconsciente no tiene apoyo alguno en genética; la afirmación de que la agresividad es instintiva y universal se contradice con la etnología y la antropología. Esto no sería grave si se tratara de puntos secundarios de la doctrina; pero son puntos importantes y, sobre todo; el psicoanálisis no puede apelar a la ciencia para eliminar esas partes de su doctrina; porque se presenta como una ciencia rival e independiente.
Algunas hipótesis psicoanalíticas son incontrastables; por ejemplo las de la sexualidad infantil, la existencia de entidades desencarnadas dentro de la personalidad (El Id, el Ego; el Super Ego); y del sueño como significativo de la vuelta al seno materno.
Y así podría seguir todo el día.
Pero el caso es que no sólo su base teórica, sino también la teoría en si (Por que lo que mal empieza mal acaba) de Butler y compañía es demostrablemente falsa.
Empecemos por lo básico: ¿Es la transexualidad una enfermedad mental? En términos absolutos; no. La que si puede reconocerse como enfermedad mental; es la disforia de género, que es básicamente el rechazo por el propio cuerpo. Sin embargo; la verdad es que aún así la normalización de este estilo de vida ha de tratarse con cautela. La razón se expondrá a continuación.
Según un estudio en Suecia en 2011;las personas operadas para un cambio de sexo tienen hasta 20 veces mas probabilidades cometer suicidio y sufrir trastornos mentales. 191 mujeres transexuales (De hombre a mujer) y 133 hombres (De mujer a hombre) fueron estudiados. Otro estudio en 2003 en este país encontró que estas personas después de la cirugía de cambio de sexo estaban más expuestas a cometer suicidio y padecer trastornos psiquiátricos. Estudios desde Estados Unidos a Holanda sugieren que más de una quinta parte de los pacientes lamenta haber cambiado de sexo. Una investigación en 1998 por el Directorado de Diseño y Desarrollo del Ejecutivo de Salud Mental Nacional encontró cosas similares.
La reseña de más de 100 estudios médicos internacionales de transexuales operados por la Universidad de Birmingham no encontró evidencia científica de que la reasignación de sexo sea clínicamente efectiva.
En Reino Unido una encuesta encontró que el 48% de la juventud transexual de menos de 26 años ha intentado suicidarse. La investigación fue conducida por Pace, una entidad de caridad para la comunidad LGBT con la Universidad Brunel, la Universidad de Worcester; y la Universidad South Bank. Incluyó una encuesta a más de 2000 personas en Inglaterra entre 2010 y 2014. Esta misma investigación encontró que el 59% de los jóvenes transexuales dijeron que se auto-lesionaron. Las jóvenes normales; sólo presentaron un porcentaje de 8.9%.
Y mas aún y como aspecto esclarecedor de este fenómeno; tenemos lo que se llama; «transexualidad infantil». En Estados Unidos el Doctor McHug de la Universidad Vanderbilt y la Clínica London Portman; encontró que entre los niños que expresaron sentimientos transgénero; el 80% perdieron espontáneamente sus sentimientos. La mayoría de los niños con disforia de género no se seguirán sintiendo así después de la pubertad; según un estudio en 2008 en Ámsterdam; Holanda. Estudiaron a 77 niños con esta condición; 59 varones y 18 niñas entre 8 y 4 años y 5 y 12 años. 30% de los participantes seguían con disforia de género después de unos años, mientras que el 43% no.
Y siendo así; deberíamos preguntarnos si todo lo descrito anteriormente no se debe al mismo fenómeno.
El año pasado; el Colegio Americano de Pediatras publicó un documento en que exhortaba a los profesionales de la salud, educadores y legisladores; a rechazar todas las políticas que condicionan a los niños a aceptar como normal una vida de suplantación química y quirúrgica del sexo opuesto. Los hechos – No la ideología – determinan la realidad.
[Nota: Estoy enterado de que el DSM-V ya no considera a la disforia de género una enfermedad mental. Pero con toda la evidencia que vimos y veremos a continuación; esto puede considerarse como ideológicamente motivado. En todo caso; el hecho es que muchos de los datos expuestos a continuación permiten comprender un poco mejor la magnitud de este problema] He aquí algunos de sus puntos:
- 1. La sexualidad humana es un rasgo binario biológico objetivo: «XY» y «XX» son marcadores genéticos de hombres y mujeres, respectivamente – no marcadores genéticos de un trastorno. La norma para el diseño humano es ser concebido ya sea hombre o mujer. La sexualidad humana es binaria por diseño con el propósito obvio de ser la reproducción y el florecimiento de nuestra especie. Este principio es evidente por sí mismo. Los desórdenes extremadamente raros del desarrollo sexual (DDS), incluyendo pero no limitado a la feminización testicular y la hiperplasia suprarrenal congénita, son todas las desviaciones médicamente identificables de la norma binaria sexual y son correctamente reconocidos como trastornos del diseño humano. Los individuos con DSD (También denominados «intersexuales») no constituyen un tercer sexo.
- Nadie nace con un género. Todo el mundo nace con un sexo biológico. El género(Conciencia y sentido de sí mismo como hombre o mujer) es un concepto sociológico y psicológico. No uno biológico objetivo. Nadie nace con una conciencia de sí mismo como hombre o mujer. Esta conciencia se desarrolla con el tiempo y, como todos los procesos de desarrollo; puede ser descarrilada por las percepciones subjetivas; las relaciones y las experiencias adversas de un niño desde la infancia hacia adelante. Las personas que se identifican como «sentirse como el sexo opuesto» o «en algún lugar entre» no comprenden un tercer sexo. Siguen siendo hombres biológicos o mujeres biológicas.
- La creencia de una persona de que él o ella es algo que no son es, en el mejor de los casos; un signo de pensamiento confuso. Cuando un niño biológico sano siente que es una niña, o una niña sana, biológica, cree que es un niño, existe un problema psicológico objetivo que se encuentra en la mente y no en el cuerpo; y debe ser tratado como tal. Estos niños padecen disforia de género. La disforia de género(GD), anteriormente catalogada como Trastorno de Identidad de Género (GID); es un trastorno mental reconocido en la edición más reciente del Manual Diagnóstico y Estadístico de la Asociación Psiquiátrica Americana. Las teorías psicodinámicas y de aprendizaje social De GD / GID nunca han sido refutadas.
- 4. La pubertad no es una enfermedad y las hormonas bloqueadoras de la pubertad pueden ser peligrosas. Reversible o no, las hormonas bloqueadoras de la pubertad inducen un estado de enfermedad– la ausencia de pubertad – e inhiben el crecimiento y la fertilidad en un niño previamente biológicamente sano.
- Según el DSM-V, hasta el 98% de los varones confundidos por sexo y el 88% de las niñas confundidas por el género aceptan finalmente su sexo biológicodespués de pasar naturalmente por la pubertad.5
- Los niños pre-púberes diagnosticados con disforia de género pueden recibir bloqueadores de la pubertad a partir de los once años, y requerirán hormonas sexuales cruzadas en la adolescencia posterior para continuar haciéndose pasar por el sexo opuesto. Estos niños nunca serán capaces de concebir ningún niño genéticamente relacionado incluso a través de la tecnología reproductiva artificial. Además, las hormonas sexuales cruzadas(Testosterona y estrógeno) están asociadas con peligrosos riesgos para la salud, incluyendo pero no limitado a enfermedades cardíacas, presión arterial alta, coágulos sanguíneos, apoplejía, diabetes y cáncer.
- Las tasas de suicidio son casi veinte veces mayores entre los adultos que utilizan hormonas sexuales cruzadas y se someten a una cirugía de reasignación de sexo; incluso en Suecia; que está entre los países que más afirman ser LGBTQ. ¿Qué persona compasiva y razonable condenaría a los niños pequeños a este destino? Sabiendo que después de la pubertad tanto como el 88% de las niñas y el 98% de los niños eventualmente aceptar la realidad y lograr un estado de salud mental y física?
8. Acondicionar a los niños para que crean una vida de suplantación química y quirúrgica del sexo opuesto es normal y saludable es abuso infantil. Apoyar la discordancia de género como es normal a través de la educación pública y las políticas legales confunde a los niños y los padres, llevando a más niños a presentarse a «clínicas de género» donde se les administrarán fármacos bloqueadores de la pubertad. Esto, a su vez, garantiza virtualmente que ellos «elegirán» una vida de hormonas sexuales carcinógenas y tóxicas y probablemente considerarán la mutilación quirúrgica innecesaria de sus partes sanas del cuerpo como adultos jóvenes.
Pero hay también hay datos experimentales que demuestran que el género posee importantes bases biológicas, y que no todos los géneros son iguales en cuanto a sanidad se refiere.
Ahí tenemos al doctor Money y el Caso Reimer.
En los primeros trabajos de la Universidad Johns Hopkins, el investigador John Money indicó que quedó impresionado por el argumento de que la identidad sexual es una conducta socialmente establecida, y utilizó para probarlo a David Reimer, de pocos meses; quien había sufrido una circuncisión mal practicada. En el experimento se le asignó una identidad femenina y una operación de adecuación de sexo, y bajo el nombre de Brenda fue criado por sus padres bajo esta nueva identidad. El experimento fue un completo fracaso. A los 20 años, después de años de terapia y varios intentos de suicidio; Brenda/David fue informado de todo y decidió realizarse una nueva intervención quirúrgica (Esta vez una faloplastía). Finalmente, se suicidó antes de los cuarenta años.
Este caso ha dado lugar a muchos debates dentro de la Teoría Queer centrados tanto por su descripción de la reasignación del funcionamiento del género como por su calidad de tratamiento desastroso (Y completamente innecesario) de un niño tan sólo porque sus genitales no se acomodaban a la idea «normal» de genitales. Se muestra como un claro ejemplo de que el género no es una construcción social.
En proyectos posteriores;John Money desarrolló importantes matices sobre los casos que conllevan una investigación acerca de la formación de la identidad de género de cualquier persona, aunque no ha vuelto a hablar del caso Reimer tras haberse sabido que durante años no lo había denunciado.
Y esto, señores; es lo que tanto se promueve desde la izquierda moderna. Por supuesto que habrá casos marginales en que todo falle y la disforia se mantenga a lo largo del tiempo. En estos casos, debe reconocerse; la transición es el único tratamiento posible según la ciencia.
Sin embargo; esta gente claramente requiere de campañas de asistencia psicólogica además y por encima de una promoción irresponsable de un estilo de vida. Los casos de éxito de la transición sexual son demasiado marginales para diseñarla como política pública.