– Los expertos están sorprendidos.
Por Javier Garófalo, antropólogo experto en indígenas mexicanas por la Universidad de Navarra.
¿Puede el hombre común llevar la actuación a un nuevo nivel? Conocemos casos de actores que adelgazan o que copian toda una personalidad completa. Pero ellos la abandonan luego de un tiempo. Los trasenxuales no lo hacen. Sino que creen ser del sexo opuesto en todo momento, hasta en el instante más íntimo de sus existencias.
Cómunmente se los veía como víctimas de una patología que distorsiona su manera de percibir la realidad y de autopercibirse, pero en realidad sería el perfeccionamiento de una técnica actoral. Los casos más extremos son los actores que piden regulaciones gubernamentales a su favor. Cualquier persona que no suspenda la incredubilidad, debe ser señalado como un discriminador que le arruina la obra al resto. Y en mayor medida a los actores, los cuales se esfuerza para entrar en personaje usando vestimenta que se asocia con el sexo que están interpretando. O incluso por medio de hormonas que les ayudan a llegar al registro vocal que desean.
Las personas de «la cultura occidental» (cultura democrática) están en constante búsqueda de nuevos relatos que nos ayuden a entender el sufrimiento ajeno y que nos ayuden a escapar de los trabajos rutinarios. Los transexuales nos estarían dando el entrenimiento que todos necesitamos, el bálsamo postmoderno que nos aparte de males como la hambruna, la esclavitud y el calentamiento global. Por eso el gobierno debe legislar a favor, debe ser el tramoyista detrás del espectáculo. Los transexuales tienen mis aplausos.