Por James, anarcocapitalista y ex varonista libertario.
Que no, no es de broma. Walter Block estaría muy orgulloso. ¿Cómo venderías algo que no te pertenece en primer lugar? El primer paso es comprar un anciano (o, en su defecto alquilarlo). Esto se podría llevar a cabo mediante un «contrato de esclavitud». ¿Creemos en la libertad? Sí. ¿Alguien es libre para hacer lo que quiera con su propio cuerpo? Por supuesto. ¿Por qué entonces no puede venderse o alquilarse a sí mismo. Por supuesto que puede.
Los ancianos padecen en el olvido. Sus familias los abandonan. ¿Por qué no darles la posibilidad de alquilarse o venderse mediante un contrato que haga mejor las cosas para ambas partes? ¿Por qué? No me refiero a que le anciano se vuelva el empleado doméstico de una familia. Bueno, quizás pueda terminar siendo así, pero si recibe una jugosa suma de compensación. Ya depende de la habilidad de negociación que tenga el anciano. Y yo la estimo como muy alta. Mientras más inteligentes seas, el contrato que crearás te dará mayor ventaja. Imagina que eres anciano. Estima que te faltan dos años de vida. ¿Qué haces? ¿No quieres una familia nueva? Entonces te vendes a una familia que desea tu compañía a cambio de un poco de dinero (o mucho si sabes negociar). Entonces tu nueva familia tendrá derechos sobre ti. Te podrá decir qué hacer en muchos casos (no tendrás permitido negarte -pero dudo que te pidan hacer cosas deningrantes-). Pero al mismo tiempo tendrá deberes establecidos por contrato. No es el retiro perfecto. Pero es mejor que un asilo. ¿Por qué? Porque ejerces tu libertad.