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Death Note de Netflix: ¿realmente es tan mala? («Mucho spoiler», 31/agosto/2017)

El ritmo lento de la serie se ve suplantado por uno vertiginoso. El reto intelectual entre Kira (Light) y «L» es reemplazado por una persecusión por las calles con pistola en mano. Y «L» ahora es negro, más impulsivo y mucho más descuidado.

La serie original es muy psicológica, la acción viene por parte de las demostraciones intelectuales de «L» y de Kira/Light. Acá esa inteligencia se ve tan solo en el final, en el caso de Light (cuando revela su plan -plan que hizo en apenas unos minutos, mientras era perseguido-). Pero vamos a discutir los dos momentos que de acuerdo a muchos condenan a la serie.

 

La reacción de Light al conocer a Ryuk

En la serie original, Light se muestra muy sereno y siempre en control. Ve a Ryuk básicamente como a un aliado y quizás ni eso. Lo ve casi como a una mascota. En la serie de Netflix, Light Turner grita de una manera exagerada al ver al shinigami. No es una reacción tan irreal, pero se aleja completamente del anime y el manga. Replantea la relación. ¿Y qué si Ryuk no le hubiera dado tanto libre albedrío a Light? Bueno, acá no se profundiza eso. Pero plantea un escenario interesante.

 

Controlar a Watari

Esta es la parte que condena a la adaptación. Se aleja mucho de las reglas originales. Light controla a Watari solo sabiendo aparentemente su seudónimo. Podemos asumir quizás que este es su nombre en este universo paralelo. ¿Pero el apellido? ¿Tampoco es necesario? El FBI tampoco resulta muy cuidadoso. Se pudo aprovechar lo de Watari como una trampa de L hacia Kira. Es bastante sencillo un rastreo de la llamada, ¿no?

 

¿Secuela?

Sí, este universo paralelo (con nuevas reglas y hasta personajes reseteados) merece una continuación. Bueno, necesita una continuación. Lo más curioso de toda la película es algo que no muestra: ¿quien escribe que Ryuk no es alguien de confianza? A ver qué nos ofrecen en la secuela.

 

Calificación: 6/10