– FIFA preocupada por los ratings
Por Omar Canizales
¿Cómo hacer que una selección millonaria y mediocre sea la sorpresa en un mundial? ¿Cómo evitar que las ayudas por parte de la FIFA sean tan evidentes? El plan de la FIFA rumbo al mundial de Catar 2022 es vendernos la idea de la selección pequeña que vence al Goliat. El primer gran experimento será la Copa América 2019, Perú vencerá a Brasil con méritos o sin ellos.
Mientras los aficionados sudamericanos se alertan y dan por hecho que se inclinará la cancha a favor de Brasil, la realidad es otra. Las directrices de la FIFA van por otro camino: ya no importa beneficiar al grande, esa historia ya se ha contado. La nueva narrativa que quieren imponer es una que encantará a todos sus aficionados, ricos o pobres, talentosos o con dos pies izquierdos: usted, con un poco de esfuerzo, también puede ser campeón del mundo, también puede ser millonario y famoso. ¿A qué responde este viraje en el contenido de la FIFA? A los bajos ratings y el poco engagement que despierta en las generaciones más recientes.
Seamos claros, el fútbol sigue en la cima. ¿Pero por cuántos años más? Los que tenemos más de 25 años seguimos consumiendo fútbol. O eso creemos. Este deporte monopolizado no sería nada sin los hinchas, sus consumidores. No sería nada sin rivalidades, reales o ficticias, como la de Maradona y Pelé o la de Messi y Ronaldo. No sería nada sin sus protagonistas. El fútbol es grande por lo extrafutbolístico. Es la gran excusa para vender merchandising o para cobrar escribiendo crónicas extraordinarias. Pero lo que ha hecho tan grande al fútbol es la idea, más o menos cierta, de que cualquiera lo puede jugar. El gran problema que enfrenta la FIFA es que no cualquier puede vencer. Y menos cuando ellos mismos, la FIFA, se han esforzado en crear una tradición en la que ciertos países sean las cabezas que gobiernen el mundo del fútbol, su propio G8.
¿Y qué deportes recientes nos venden la idea de que podemos vencer? Esos que los más jóvenes consumen con más entusiasmo que el fútbol: los e-sports (DOTA, LOL, Clash Royale, Fornite, y tantos más), donde cualquiera puede ser campeón. ¿Cómo podría la FIFA captar a esa generación peligrosa y tan disruptiva? Vendiéndoles ellos la idea de que cualquiera puede vencer. Invertir más en sus federaciones pobres no es suficiente. Tampoco lo es crear más escuelas de fútbol. La FIFA tiene que crear héroes involuntarios: selecciones que ganen sin tener méritos o sin proponérselo. De ahí que la propuesta de los jeques no sorprenda a la FIFA. «Hagamos a Catar campeón y salvemos al fútbol».
Mañana Perú será campeón, pero no será algo bueno.