Por Lenin Bendezú Zaraté
Son muchas las historias sobre cementerios: los fantasmas parecen convertirse en la atracción imaginario de los curiosos; pero para nosotros representaba un viaje al inframundo durante la final en el concurso de reportajes de la Universidad, el premio no necesariamente tendría que llevárselo nuestra facultad, y ahí estaba el reto, en ganar.
Nuestra reunión se llevo a cabo a las 8 de la noche, siempre dicen que empezaran allí; pero todos sabemos que esas son mentiras, la gente llegaba tarde, algunos llegaban y se ponían a improvisar, otros se armaban con cámaras, filtros infrarojos, papel aluminio (porque dicen que hay zonas donde las baterías del móvil se acaban), nosotros tratamos de prepararnos lo mejor posible, llegamos por nuestra cuenta al cementerio Presbitero Matias Maestro, en la noche de Barrios Altos.
Escuche a una amiga decir, que en las noches hasta los gatos se esconden de miedo, y entre tanta inexperiencia le pedimos al taxista que nos deje un para paradero a la altura del cementerio, déjenme contarles que desde afuera se sienten las miradas, de los vivos y no vivos.
No entiendo como ni porque le pedimos que nos bajase allí, portábamos cámaras, celulares y otros equipos de filmación, la incertidumbre crecia cuando nos enteremos que nuestro grupo estaba a la otra espalda del cementerio, antes de bajar el conductor ya nos había hecho el favor de psicocearnos con que nos cuidemos porque a esa hora, era cosa común que nos arrebaten las pertenencias.
El camino eran como de 2 cuadras, cruzamos una selva de verdeas y paredes, procuraba cuidar mis equipos con mi vida; pero a uno de ellos se le ocurre cometer una estupidez.
-¿Amigo sabes donde está la otra entrada al cementerio?
El “amigo” miro a nuestro colega con sarcasmo y lo identifico rápidamente, este no era de la zona, no conocía el lugar, y solo son 3, yo creo haber pensado lo que “el amigo” tenía en mente y solo atine a prepararme para cualquier cosa. El sujeto muy poca importancia nos tomó y siguió andando, mi paranoia estaba en su punto máximo.
-¡Qué chucha haces negro huevon! Exclamo Fernandito
No recuerdo que le dije; pero se que estaba molesto con Yuki, él estaba incrédulo, no sabía porque le hablábamos de esa forma. Llegamos al punto de encuentro, planificamos nuestros roles, y dispusimos a reconocer el lugar, por un momento me sentí como un investigador de las fuerzas especiales, nunca habia asisitido a un cementerio tan grande e imponante.
Despues de 1 hora, empezamos el recorrido, todo parecía bstante normal, los pasadizos oscuros, las luces tenues, el ambiente tétrico y el guía que intentaba hacer un buen trabajo para un grupo no menor a 30 personas, debo decir que casi todo estaba oscuro, mucho tropezaban, la mayoría preferia ir en grupo para sentirse mas protegido.
A cada grupo se le encomendó el caso de algún fallecido………………………….. a nosotros nos toco la historia del niño Ricardito, un niño que fallecio hace muchos años a causa de una enfermedad perniciosa, la historia nos remonta a los años de gobierno del ex presidente Manuel Pardo, quien mando a hacer una estatua en su honor debido a que fue en vida el hijo de su secretario. Ricardito no ha sido canonizado; pero el voto popular lo autoproclama como milagroso, muchos de ellos lo visitan, le llevan flores, juguetes y dulces, hasta ya cuenta con su propia canasta para recibir todo tipo de cartas de sus mas allegados seguidores.
Ricardito fue nuestra nuestra sorpresa, nosotros no lo elegimos a el, el nos eligió a nosotros, corre el rumor entre los guardines y el personal de limpieza que lo ven jugando a los alrededores de su tumba, todo un mito nuestro querido personaje.
Los ambientes son grandes y espaciosos del considerable numero que visitaba el cementerio, nuestras presencias parecían estar alejadas una de las otras, razón las cual muchos se apegaban, trataban de hacer bromas y demás criolladas para no sentirse intimidados.
En cada paso tratábamos de mantener la cordura, no desviarnos en los relatos del guía o en la imponente infraestructura, nuestro objetivo era el niño Ricardito, sacar buenas tomas y terminar lo antes posible.
Depues de tantas visitas por fin llegamos al espacio del “niño”, nos posicionamos para acomodar el equipo, la camara, el micrófono, todo parecía estar listo para filmar, y de la nada nos cae un sonido particular y conocido: el teléfono de Yuki estaba sonando. No había problema en que el contestase, cualquiera podria hacerlo, el tema s que una vez que el guía llegase nadie podía hacer bulla, no podríamos grabar, y era importante realizar las tomas correspondientes y de paso paso grabar las tertulias del guía.
Senti como si todo el plan se destruyera, como si se desmoronara una casita de papel que es aplastada por la voluntad de las circunstancias, el tiempo a veces se convierte en tu enemigo sobretodo en circunstancias como la mía, a estas alturas lo siento como una vieja y entrañable anécdota; pero en ese entonces los cimientos de mi ansiedad se hacían notorios.
No hay razones para detallar la discusión del momento, el guía se fue a otra de las instalaciones junto con el grupo restante, por suerte logramos realizar nuestros quehaceres universitarios y disponer a salir del lugar; pero ¿Cómo se sale de ese lugar?
En ese momento me sentí ridículo y extraño por sentir miedo a estar solo en uno de los cementerios mas grandes de latinoamerica, que podría pasar después de todo, unos extraños en la trinchera de los suburbios fantasmales, ¿los fantasmas piensan? Puedo confiar en la tesis de Vladimir Gavreau quien menciona que la exposición a sonidos de entre 7 y 19h. pueden influir en el estado de animo de las personas generando miedo, paranoia, ansiedad y demás repercusiones.
Las sensaciones son secuenciales, iniciamos por adoptar una postura fuerte y guiarnos por la intuición, graso error, no conseguimos nada, solo perdernos más por la fosa común, hubo un pasaje donde se ocultaban los cadáveres de personas no gratas en el mundo terrenal, brujos, asesinos, delincuentes y cualquier otra personalidad antagonista.
Parecia fácil, solo debíamos caminar y pasar a al otro espacio. El silencio, la noche y los insectos vuelven finos tus sentidos, sobretodo cuando no puedes mirar nada, cuando no puedes escuchar nada; pero te sientes arrinconado por el grito de tu mente que busca flotar por la locura de tus malos pensamientos, allí mientras respiras el miedo de tus colegas.
En todo momento tratamos de mantener la cordura, miramos adelante y no quisimos reaccionar a los gritos invisibles, son gritos, sonidos abstractos que posiblemente intentas escuchar a las 3:33 de la madrugada cuando te levantas solo en una casa abandonada. Ignoramos los gritos.
El miedo que crece al paso a cada instante, pasamos a un espacio amplio y funesto, el cementerio es un laberinto oscuro, habíamos dado muchas vueltas al lugar, repetíamos los pasajes, nada convincente. De pronto uno de ellos emanaba la desconfianza, ambos caminaban más rápidos, querían correr, ya no eramos un grupo, nos volvimos bestias de velocidad, cada uno apuntando a otra dirección
Los gritos eran mas evidentes y las ganas de correr se manifestaron, ante situaciones complicada solo me quedaría correr y esperar encontrar la calle o partir el hielo que apretaba mi corazón.
-Calmense mierda, si ustedes corren les juro por Dios que corro mas rápido y no los busco.
Esas palabras no me convirtieron en héroe, solo en un verdugo del antagonismo, un héroe hubiera combatido las fuerzas paranormales. Por felicidad mantuvimos la cordura y la luz de las casualidades nos llevó a encontrar a uno de los guardianes.
Fuimos felices en ese momento, respiramos profundo y nos guiamos por la indicación, cumplimos con el trabajo buscamos a nuestro amigo el taxista para que lleve a Barranco. El camino fue un jolgorio de risas, subimos estados para toda red social y participamos en una maratón de chistes y palomilladas.
Dejamos nuestro equipo en la casa de Fernando y salimos a disfrutar de la discoteca en las noches de Barranco. Al día siguiente despertamos para el desayuno, comprendimos que casi todo el trabajo estaba finalizado, no había más que hacer, nos ganamos con la experiencia pasando un domingo tranquilo para ir a la playa.
Uno de los colegas que estuvo con nosotros la noche de ayer, nos escribe al whatsapp para contarnos lo inesperado. Ayer mientras disfrutábamos del calor de la victoria en el auto de nuestro amigo, mientras éramos felices e inmaduros, mientras grabábamos nuestras estupideces no nos percatamos de una figura no común en uno de nuestros videos no publicados, la figura de un rostro humano por la ventana del taxi se dejaba ver por nosotros.
No lo creimos, no quisimos creer, no había espacio en nuestra conciencia para tanta casualidad, una aparición no esperada se hizo notar ese día. Analizando las figuras del rostro, podría percatar que se trata de un niño o niña, cualquiera que sea la explicación no cabe en nuestro entendimiento.
Nunca elegimos al niño Ricardito, él niño nos eligió a nosotros.
Link del video: https://youtu.be/IPp6niCrafM