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Verdad como coincidencia («Convocacionismo», 11/05/2013)

dos noctambulos cortado

 

Cuando he hecho énfasis en lo social, no he renunciado a lo material: a lo que refieren los hombres (el mundo). Eso puede ser llamado lo “objetivo”. Quizás “El consenso hace la verdad” es una frase desafortunada o muy propensa a ser mal entendida. El hombre se define por sus circunstancias pero las circunstancias no pueden hacer que deje de ser hombre. Hay cosas en la que los hombres coinciden porque son hombres. Y es previsible que se traduzcan en un consenso más explícito.

 

Digo que el hombre es una unidad y claro que lo es. Pero incluso sabiendo eso se puede hacer una distinción entre los casos en los que prevalecen los sentidos y los casos en los que prevalece lo teórico (aunque ambas cosas estén juntas). Una creencia no puede cambiar el hecho de que el fuego queme. Y tampoco pueden hacerlo un conjunto de creencias. Pero otro asunto es la explicación del fuego o de su origen. Esto último es más teórico y más cultural/circunstancial/temporal. Sucede que la teoría y la captación del fenómeno ocurren a la vez. Y esto crea las discrepancias si se parte de marcos referenciales distintos. Pese a esto se puede decir todavía que lo sentido tiene más chances de explicitarse en un consenso.

 

La diferencia entre esto y la propuesta de “mundo objetivo” es que digo que el hombre solo conoce un mundo como hombre y me detengo ahí. Nada más puede ni debe decirse. No debemos decir si hay algo más que nuestra perspectiva como hombres o si solo existe lo que percibimos como hombres. Nada puede ser dicho sobre Dios o su entorno en sentido absoluto pero sí en sentido práctico (en un sentido laico).

 

Cuando digo que la verdad surge del consenso es porque solo en un consenso explicitado se puede hablar de “verdad”. Antes solo se puede hablar de coincidencias no explicitadas.  “Las coincidencias hacen el consenso” y (luego) “El consenso hace la verdad”.

 

Lo dado como verdadero por una generación se vuelve el marco referencial de una nueva generación y esta nueva generación puede coincidir (ya a nivel teórico/cultural) en más cosas. Y el ciclo se repite pero se carga de información.

 

Aquí es que se puede hablar ya de temporalidad, lo establecido y los intercambios intergeneracionales. Lo establecido no es más que lo dado por verdadero en determinado momento pero basado en distintos factores como historia, teorías previas, creencias previas, lo sentido (de “por los sentidos”) e incluso por sentimientos que influyen a un grupo de personas en relación a determinados sucesos (y muchísimos factores más). Pero quienes establecen un consenso no son un grupo homogéneo y fácilmente diferenciable justamente porque lo establecido es algo cambiante como la composición del grupo que va estableciendo nuevas verdades. Es algo intergeneracional y temporal.

 

Esto me lleva a decir que lo establecido es solo referencial (nunca absoluto en ningún sentido –ni universal, ni trascendental/suprahumano ni objetivo-) y es siempre cuestionable pero no siempre equivocado. No olvidemos que tenemos un marco referencial que es personal pese a estar inmerso en una cultura o sociedad. No olvidemos nuestra individualidad ni nuestras propuestas personales pero dejemos de lado la soberbia de vez en cuando y equipémonos con paciencia. Y no olvidemos que los equivocados podemos ser nosotros.

 

Solo una dictadura y las obligaciones irracionales merecen nuestro enérgico rechazo. Las teocracias ni siquiera deberían ser propuestas.

 

 

Max Aguirre Rodríguez