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El Huarangazo
Fulgura, pistola. Resplandece, violenta. Embiste al susurrador.
Las miradas se paralizan. La bala se asoma.
Capítulo 1: John Holden
Última balada será longeva. Dinamita suena fa. 3 miradas colisionan en el punto de fuga.
La de Charly59, llena de homosexualidad, la de Charly 53, timorata, y la de Brun, de edad imposible.
Otra mirada presencia el ruido: la de la joven milenaria, Erszébet. Ella ve al ejecutor a la izquierda y a la derecha.
A la izquierda está Pedro, de apellido protegido, de camisa Holden. De etiqueta John Holden.
La etiqueta la quitó el segundo día cuando recibió la noticia: la melodía en su cuerpo estaba muriendo.
La muerte llegó a sus manos y migró a su garganta. Su llanto agonía.
Su cabello rizado marchitos. Los globos de esa noche. En el cielo.
Hasta que escuchó melodía.
Melodía del susurrador. Lo bañó de nuevos poderes. Le alisó la garganta. Le hizo la mirada penetrante. Le agrandó las pestañas. Le acarició las manos. Le dio un beso en la mejilla.
Por eso Pedro podía manipular la música en las neuronas. El vibrato de los cerebros. Los melismas presentes en la voluntad. Las palabras y las acciones. Pedro era el flautista y ellos cantaban.
Así tuvo que pagar el precio: la conmoción.
La composición del himno de guerra.
«El Huarangazo» sacudió todas las frecuencias. No pudo ser apagada. El pueblo se enervó en violencia afacada/gritona.
Pedro, cantante/flautista, debutó el terror, el silencio mortal/el ruido del fin del mundo.
Capítulo 2: Inka cola
La bala se separa de la pistola. Los Charlys piensan en sed.
Charly59 lo hace en Pepsi, como casi todas sus versiones. Charly 53 piensa en Inka cola, la iguala a Pepsi, no son rivales. Charly 59, en cambio, ratifica lo superior del líquido/agua negro.
Brun siente las grietas de la boca. Siente el temblor de sus caninos. El calor de sus mejillas es el de adolescente sexuado.
Todo en él es terremoto. La bala se acerca. Mira el lugar, la casa del baladista/cantante.
La guarida es un departamento blanco. Es desde el balcón que se oye sus alaridos. Pedro escondió y salió para amenazarlo. La bala empieza a definir su destino. Brun volverá a morir. O quizás no. Él es la anomalía, quien vence a Dios.
Sus manos en la espalda como sus hermanos. La pistola resplandecerá. La de Charly59 también explota. Charly 53 no carga nada. Quizás la bala irá hacia él.
Erszébet se pregunta si la siguiente bala irá contra ella. Si Charly59 clavará la suya en la boca de Pedro. Se imagina la sala llena de sangre y le trae recuerdos. De las vidas y los años que tomó.
Capítulo 3: Muerte
Pedro la recibió en la boca. Cayeron los dientes . Y su voz. También Brun fue herido, pero Isabel lo curó.
Sin darse cuenta, sin mirar al ahora cadáver, Pedro infectó sus mentes con la melodía del Huarangazo.
Entonces se pararon seducidos por la lucha de clases. Decidieron que ellos eran los enemigos y uno a uno se lanzó por el balcón.
En ese mismo momento, alguien en la cárcel escuchaba unos susurros. No era el Huarangazo. Era él: el francés. Líder de los 6 siniestros peruanos.