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La arquitectura no llega a la población

LA ARQUITECTURA NO LLEGA A LA POBLACION

*de Franccesco Gereda.

 

¿Por qué la arquitectura no llega a la población? Porque la población no tiene idea de para qué sirve un arquitecto y los arquitectos no saben para qué sirven en su sociedad.

El urbanismo y la arquitectura: disciplinas ausentes en Lima.

mala planificación Lima

Para entender semejante afrenta y determinismo mío (y también un poco de sinvergüencería) es necesario entender qué es el Mercado. El mercado es una de las bases de la preservación de nuestra especie, el mercado es nuestra representación del sostenimiento como parte de las necesidades de preservación (junto con las nociones de protección y convivencia), el mercado refleja el ciclo de consumo, qué se consume, qué se necesita para subsistir, qué se necesita intercambiar para obtener lo que necesitamos, qué producir y reproducir en base a la sofisticación de nuestras necesidades y el avance tecnológico en todos los ámbitos del las actividades humanas.

 

Hemos logrado transformar nuestras necesidades según como hemos ido entendiendo cómo funciona la obtención de lo que necesitamos. La arquitectura pasó de ser un techo de protección a un elemento de una estructura urbana, a un elemento de una estructura agrícola, a un elemento de un estructura de producción, a un elemento de una estructura de sanidad, de educación y de vivienda, a un elemento de una estructura de inversión también, a un elemento de una estructura gubernamental. Paso de ser un elemento valorado per se a ser un elemento valorado por ser complementario de otras estructuras. Y en ese sentido conceptos como decoro, correcta disposición, proporción, unidad o armonía resultan irrelevantes como principios de composición; todos ellos se ven superados por dos conceptos fundamentales dentro de estas nuevas estructuras determinantes: complementación y sincronización. Estos dos conceptos concatenan perfectamente cómo se percibe hoy en día la arquitectura, cómo interrelaciona las cuestiones que la determinan como objeto y de ello puede derivar cómo se debe afrontar el problema del fomento de nuestra profesión. Hay que apuntar a estos dos factores.

 

Nuestra profesión debe enfocarse en posicionarse en cada uno de estas estructuras de actividades que engloban los distintos sectores de la sociedad y establecer la importancia de la arquitectura como parte del sostenimiento de estos; los arquitectos debemos superar los paradigmas del Mercado, sobre todo ese paradigma de la mercantilización glorificada y la sumisión al Mercado. Debemos proponer. Establecer desde nuestra especialidad, nuestro conocimiento y nuestro gremio lo beneficioso de la participación en cada uno de estos sectores para el desarrollo de los mismos, regular desde la agremiación cómo intervenir, cómo hacer, cómo canalizar las inversiones en beneficio de nuestra sociedad, desarrollando tecnología, redimensionando el alcance de la funcionalidad de la arquitectura como valor de eficiencia y de la representación de la eventualidad y fluctuación de las actividades sociales, cómo mejorar los sistemas de confort, cómo mejorar el consumo energético, cómo hacer de la arquitectura un objeto fruto de su historicidad, de su locación, cómo mejorar las relaciones de las personas en una ciudad, en el campo, en los centros históricos y hasta cómo mejorar las interrelaciones que derivan del ordenamiento territorial, es decir articular el territorio y su zonificación, y articular las actividades de los habitantes individualmente, colectivamente y ecológicamente. Hacer de la arquitectura un elemento, una vez más, que justifique nuestro sustento y nos permita convivir de acuerdo a las necesidades que derivan de nuestra coyuntura contemporánea.

 

 

Franccesco Gereda