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Lo mejor y lo peor de la segunda temporada de «Club de cuervos» («Sin mucho spoiler», 6/01/2017)

Por C.

 

Isabel Iglesias, en la primera temporada, hizo todo lo posible para quedar como un personaje antipático y aburrido. Si estaba pensada como la contraparte de su hermano (quien se lleva todas las palmas), está muy bien. Porque incluso como presidenta (y como «la salvadora»), sigue siendo un personaje que por sí mismo no se sostiene.

En esta temporada, el protagonismo ya no es tan compartido por los hermanos Iglesias sino que se centra al inicio en Isabel (Chava pasa desaparecido 3 meses -su madre lo da por muerto-). Cuando el hermano regresa a Nuevo Toledo, la serie vuelve a ser interesante: vemos a un Chava maquiavélico que coordina con Aitor (el cual esta vez tiene poco tiempo en pantalla) una demanda contra Los cuervos por homofobia. Esta demanda cobrará mucho sentido al final de la temporada y será lo que dinamite la tercera (que ya se graba). Pero los dos últimos capítulos no se los contaré.

 

Lo peor:

Los efectos especiales vuelven a ser decepcionantes. El «humo» digital del incendio que arruina la fábrica de jabones de los Iglesias resulta nada creíble. Es una comedia y se puede perdonar. ¿O no? Esta continuación no aporta mucho (y la tercera resulta totalmente prescindible). Pese a eso, resulta entretenida. Nos adentramos más en la vida del Potro y la relación marital de Rafa con Isabel. Hay un abismo entre esas escenas. Unas cómicas (con el falso matrimonio del argentino con una ¿secretaria? mexicana para que no lo deporten) y otra serias donde se toca temas como el aborto. Stephanie Cayo tampoco resulta un punto positivo más allá de su belleza. La subtrama sobre su identidad termina cansando. Aunque al final se la desenmascara un poco. ¿O no? El personaje de Félix resulta desaprovechado y las escenas con su familia sobran (en especial la travesura con el perro…). ¿Y Julito? Quizás tenga más importancia en la tercera temporada (quizás no… por su traspaso). Lo insoportable: Ricky Lamas.

 

Lo mejor:

El Potro nos regala escenas entretenidas. Pero solo lo de su falso matrimonio se ve como algo refrescante. Su relación con una actriz porno parece un poco más de lo mismo. El reencuentro de Chava con Paty también es un gran punto a favor. Nos hacen creer que el personaje dará un viraje total en su vida (lo cual hubiera sido un gran final para su personaje -para que termine bien-), pero la aparición de Hugo Sánchez hará cambiarle de parecer. Y no hay casi nada más que decir. Otro gran atractivo es la corrupción de la federación mexicana de fútbol. Nos enteramos en el primer capítulo que amañaron el partido para que Cuervos descienda en vez de Chivas (porque este último genera más ingresos para las televisoras). Y en el último capítulo esta misma corrupción es importante. Pero una tercera temporada sobra argumentativamente.

 

Segunda temporada: 7/10