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La institucionalidad en peligro: una mirada a los extremos («Otra vez», 03/09/2015)

La institucionalidad en peligro: una mirada a los extremos

linchamiento

Por el Académico.

 

 

La Fiscalía se enfrenta a una campaña controversial, pero sus auténticos adversarios son los pobladores. Cuando los ciudadanos son el cáncer, una dictadura se hace inevitable.  Porque cuando el caos se apodera del  alma humana, las personas se despojan a sí mismos de su racionalidad. Pierden su categoría de humanos. Se vuelven exterminables. Quizás estas líneas impresionen. ¿Pero acaso no impacta más el sicariato en plena luz del día o casos como la pobre niña Romina que quedó parapléjica luego de sobrevivir a una balacera en el Callao? Un hombre no puede dejar de ser hombre, pero sí puede perder su humanidad. Según la RAE, un acto humano se define como “el que procede de la voluntad libre con advertencia del bien o mal que se hace”. Entonces un humano es aquel que actúa con libre albedrío conociendo las consecuencias de sus actos, discerniendo entre el bien y el mal. Entonces cuando estamos ante alguien que sigue una ética enferma, estamos frente a alguien que ha dejado de ser humano.

 

La población defensora de atrapar a un delincuente y lesionarlo seguramente tiene un planteamiento como el exhibido en la introducción. Cecilia García, cabeza visible de “Chapa tu choro”, aseguró en canal N que su colectivo “promueve la legítima defensa” y que la policía “ha quebrado el contrato social”. La postura de Cecilia García es curiosa porque pide que la policía se replanteé, pero al mismo tiempo promueve un caos institucional. Es la anarquía ciudadana. Es la oferta de la venganza, el sicariato ciudadano, la barbarie legitimada por mayoría. Si aplicamos el “pensamiento” de que hay humanos que pierden su humanidad por su ética enferma, tendríamos que incluir en esa categoría a Cecilia García. Y así hasta que casi no quedara nadie en pie (los pacifistas seguramente serían asesinados por los bárbaros siendo tachados de tibios y traidores por no tomar un bando).

 

¿Y entonces qué soluciona una dictadura (la medida planteada al inicio)? Podría ser el replanteamiento que tanto desea Cecilia García. Aunque hay opciones menos extremistas como darle más recursos a los agentes del orden. Amnistía Internacional ya admitió en el 2013 que la criminalidad no disminuye en los países donde se aplica la pena de muerte. Y si morir no disuade al delincuente, ¿sí lo hará ser linchado o quedar paralitico? Es una respuesta que hoy no está al alcance. No se han hecho estudios.

 

Una ética enferma la comparten tanto el delincuente como quien quiere atribuirse funciones de verdugo que no le corresponden. ¿Ambos son exterminables o lesionables? De ninguna manera. Ambos solo comparten estar equivocados. Ambos deben ser corregidos. Y para eso se necesita mejorar a las fuerzas del orden. El servicio de inteligencia es el camino. Camuflar a los agentes en las zonas peligrosas de Lima (bien armados y entrenados). Solo queda en el aire si el linchamiento disuade, pero esto sea hace irrelevante. La legítima defensa PROPORCIONAL es otra cosa.