Por Max Aguirre Rodríguez
Resulta bastante positivo un debate alturado y respetuoso. El panelista Rosas es quien deja su punto más claro: afirma que es innecesario rebautizar como «igualdad de género» o «equidad de género» a algo que perfectamente puede seguir llamándose «igualdad de oportunidades». Lo hace argumentando que hablar de género es introducir un concepto que viene atado a otras cosas que son meramente parte de un estudio social que el Estado no debería imponer (ni dar por ciertos).
Minuto 22:50
Rosas: «Nuestro problema es que a la «igualdad de oportunidades», que está en el derecho internacional, se le renombre porque cuando se cambio que la procedencia del derecho no es el ser humano sino el género, un concepto social, se vuelve relativo. Hay más de 110 identidades de género
O sea, ¿para qué relativizarlo? Se puede seguir defendiendo la igualdad de oportunidades inherente al ser humano más allá, como dice Rosas, de creencias religiosas o de atracciones sexuales.
Para la panelista es importante reconocer estas diferencias para que haya respeto. Pero es un argumento endeble ante afirmar el respeto de todas las personas más allá de sus diferencias.
Un segundo tema importante a destacar es si los estudios sociales son ciencias o no. La panelista comparó las ciencias sociales con otros tipos de ciencia (como las ciencias naturales) ante la crítica de Rosas de que las ciencias sociales sean casi opinativas. Obviamente Rosas en este caso sí no es preciso porque las ciencias sociales o estudios sociales sí se basan en datos empíricos. Bueno, en observación. Lo que las diferencias de las ciencias naturales, y como también afirma la panelista, es el método que usan. Sobre este punto, la panelista menciona a una autora que hace estudios de género desde la biología. El libro se llama «Cuerpo sexuado» y habría que revisarlo (link para descargar en PDF).
La panelista intenta más argumentos respecto a la importancia de reconocer la diferencias: muchas personas LGTBI son acosadas. Faltando 6 minutos, ella saca el tema de que el colectivo #Conmishijosnotemetas hablen de «homosexualizar» la niñez. «Eso no es cierto. Se busca que haya igualdad. Se busca que no haya bullying (…) La evidencia nos dice que la orientación sexual es una causa de maltrato en las escuelas», sentenció la panelista.
Desafortunadamente, no quedó tiempo para la respuesta de Rosas sobre este punto. Pero sí respondió sobre las estadísticas del feminicidio y los calificó de inexactas. Mencionó que él mismo hizo estudios al respecto (como parte de su beca a Estados Unidos) y que pidió la data dura al Ministerio público. La entrevistadora le pregunta si entonces él cree que las estadísticas de feminicidio no son reales. Rosas responde que son inexactas.
«Las estadísticas reales son así: murieron 101 mujeres por su pareja. Y hombres que murieron por su pareja: 98. Es casi lo mismo. Lo que existe en el Perú es un caso de violencia doméstica fuerte. Lo que pasa es que ellos ponen que [los casos de feminicidios] son el 50%… pero de 250 [casos]. Y el 10% [de hombres maltratados] de 982 [casos]. Las estadísticas pueden distorsionarse», afirmó Rosas.
Este último dato es importante. Debemos conocer entonces la data de primera fuente y no las interpretaciones. Otro dato curioso del debate es la no mención explícita de la transexualidad (que en este medio es el punto central para criticar el Currículo nacional). Entonces, como conclusión, no se debe dar por verdadero el estudio de género introduciéndolo en la Currícula. Pero también es importante buscar una manera alternativa para que el respeto al ser humano no decaiga por razones como una orientación sexual diferente o una creencia distinta.