Por Erwin Cecinos
Mi padre (que falleció en una batalla épica entre metaleros y raperos) me dijo una vez: “El día que veas en la tele a un embajador inaugurando una obra de arte, merece la muerte de algún terrorista vestido de policía”. A eso hemos llegado, que el protagonismo no lo tenga la influencia, sino el peso de una serie de trayectorias y una cara bonita”. Me hace pensar que ya ahora cualquier imbécil con acceso a internet ya cree ser experto en cualquier cosa, desde psicología, cine, hasta de series de televisión provenientes de Botsuana, buscando la materia correspondiente con un solo click. A eso hemos llegado. A eso ha llegado la electronalidad. Twitter te hace pensar que eres filósofo; Instagram, que eres fotógrafo; WordPress, que eres escritor; Facebook, que tienes amigos de verdad; Spotify, que ya no tienes música gratis… Muy pronto, la humanidad se está encaminando directo a la mierda.
Un ejemplo claro de esta infección subnormal es las afirmaciones y los comentarios del dizque periodista deportivo Yúnor Miami, que da sus pronósticos de los partidos de fútbol en su cuenta de Blogspot y nunca ha acertado ninguna. Pero es que es eso al final, puro materialismo, puro sensacionalismo, ahora que existen los vendehúmos catadores de ilusiones. Cuántas veces no he escuchado que Perú va al Mundial por parte de ese comentarista, lo suficiente como para comparar con la cantidad de veces que realmente no hemos ido al Mundial.
No me queda otra cosa que decir que no soy tan mainstream. Es por esa razón que no comeré pavo en esta Navidad. He horneado una col. Mucho pavo ha terminado con la moda.
Me despido de este espacio, no sin antes recalcar que, como melómano que soy, hablaré de los mejores discos del 2016. Ya los Billboard me están voceando para hacer una lista extensiva. Pero antes de irme, les dejo lo que la revista Rolling Stone ha catalogado como la Canción Más Marica de la Historia. Conste que los dos tipos que aparecen bailando en el video de forma amanerada nunca han sido de mi agrado y tampoco me han gustado sus canciones.
La canción más marica de la historia
