No es fácil crear un medio desde cero. Para hacer Altavoz nos ha costado, y ahora que somos un medio reconocido por más gente que solo nuestros amigos de la universidad, hemos visto bien dividir nuestros contenidos. Así como La República tiene un lugar donde manda su contenido más sencillo, fácil, llamador, Altavoz (mejor dicho El Grupo Altavoz) ha decidido hacer de Entre Fachas y Rojos su Aweita… su Wapa, su Trome.
¿Qué potencial he visto en este? Pues ninguno, solo tiene 500 likes y todos los redactores que vi eran en realidad solo una persona (la que me vendió a precio cómodo el “medio”). Pero igual vi algo que me llamó la atención, en esa persona había un fuego, una esperanza que todavía no se apagaba (y que yo terminé de apagar al explicarle cómo el socialismo no servía).
Les juro por La Sarita que se la comió entera. La trampa, quiero decir: me sente con él y le dije Julian, si tú tienes cinco monedas, y yo tengo cinco, y las juntamos y tus monedas las inviertes en Cuba y yo en Estados Unidos, y además yo soy heterosexual y sabiendo que eres un homosexual en Cuba, la pregunta que te quiero hacer es… ¿para qué estudiaste periodismo? Le explotó el cerebro, acepto las 10 monedas que le ofrecía y se largó.
Y ahora heme yo aquí con un medio para explotar, para insertar de todo por delante y por detrás: Entre fachas y rojos no era tan diferente a Altavoz. Tenía ese ideal de mezclar opiniones extremas, pero al final, todas venían del mismo sujeto, Julián Arana, que ahora debe estar camino a internarse en un manicomio. Pobre muchacho.
Eso es lo que hace el periodismo a las mentes jóvenes, y todos somos culpables, porque toleramos que eso suceda. Pero desde El Grupo Altavoz pensamos que eso tiene que cambiar.
Ha llegado la hora de hacer algo.
