Maldad, Dios, individuo y la guerra de los libres albedríos

 

Guerra de libres albedríos en una realidad única

Se suele culpar al hombre de la maldad, de las desgracias. Y eso tiene sentido en un mundo sin Dios. En un mundo con Dios, debemos culparlo del mal diseño humano o programación humana. Pudo sentar unas mejores bases antes de agregar el libre albedrío, esta fuerza moldeadora y creadora del universo en el caso de la existencia de un multiverso.

En el caso de un universo único en el que las decisiones siguen teniendo un factor moldeador del mundo (el libre albedrío), hay que notar que las culpas se reparten equitativamente. O así se declara. El libre albedrío del genocida parece tener más impacto que el insulto lanzado por un hombre marginado, sin difusión, aislado. Pero se declara a la humanidad como culpable de ambas cosas. Minimizando al individuo y haciéndolo víctima de libres albedríos de apariencias más fuertes. En el caso del universo único determinista, la maldad manifestada en el mundo es producto de la maldad posible e inevitable de sus habitantes. Un único camino, del único camino posible de la expansión del universo. En el caso del universo de libre albedrío, la maldad manifestada es producto de una guerra de libres albedríos de entes constituidos de una manera biológica por una mente supranatural, en un mundo entregado con ciertas leyes. En este caso las leyes naturales y la composición biológica del hombre tendrían que estar determinadas, sería esto innegable. Y las decisiones humanas serían capaces de escapar de la composición biológica (deficiente), algo que para muchos es intuitivo, y de las leyes naturales, algo que no parece posible.

El mundo es un campo de batalla de víctimas y victimarios. Hay humanos que sufren cruentos destinos, a causa de un mal diseño biológico del hombre. Sí, si hay creador o diseñador, él es el culpable  de que no haya un mecanismo de seguridad que haga que el violador colapse frente a su víctima o que el asesino serial sufra un paro cardíaco. Todo por un supuesto bien mayor que sería la libertad de elección, que no tienen los de libre albedrío débil. ¿Hay un plan mayor desconocido? También se puede decir que hay un sadismo permitido que se magnifica con momentos de paz y actos de bondad, solo para hacer lo momentos tristes más crueles y contundentes. Dar una falsa paz para luego infligir un dolor lleno de burla. No es viable creer en Dios, ni en su versión malvada ni en su versión supuestamente bondadosa de plan deficiente o secreto. O en todo caso: no tiene sentido alabar a un ser así. Es mejor quedarnos con la parte naturalista del asunto: ciertos hombres poderosos son culpables del sufrimiento. Cuidemos a los débiles.